En este ásana todo el peso del cuerpo recae sobre las manos, lo cual fortalece las muñecas, brazos, hombros y abdomen. Requiere concentración y a superar el miedo a caernos hacia adelante desarrollando en nosotros seguridad en otras áreas de la vida.
Nos pondremos en cuclillas y apoyaremos las manos planas en el suelo con los dedos corazón hacia el frente.
Con los pies muy juntos nos pondremos de puntillas, separando las rodillas y flexionando los codos. Desplazamos el peso hacia adelante para que las rodillas queden apoyadas en la parte superior de los brazos, lo más cercanos posible a las axilas.
Nos inclinaremos más hacia adelante, llevando el peso corporal hacia las manos. Seguidamente levantaremos los pies y estiraremos los brazos lo más posible. Esta es la postura de la Grulla. Mantenla durante cinco o diez respiraciones y sigue concentrado mientras sales de la postura.
Los practicantes avanzados pueden flexionar más los codos y estirar una pierna hacia atrás en el aire hasta adoptar lo que se conoce como postura de la Grulla sobre una sola pierna, tal como indica la foto de la izquierda.
Existe una postura muy similar KAKASANA (El cuervo). Parecen la misma postura, pues son muy similares en la forma, pero tienen pequeñas diferencias sutiles a nivel energético debido a las diferencias de alineación y el compromiso de los músculos en cada postura. En Kakasana las rodillas se colocan sobre los codos, así que los puntos de presión también son diferentes.
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