29 diciembre 2019

YIN YOGA. EL YOGA PASIVO QUE REVITALIZA

Estilo de Yoga nacido en los años 90 de la mano de Paul Grilley. 
Tras un proceso de análisis y, después de conocer un curioso estilo de Yoga de la mano de un profesor de kung fú llamado Paulie Zink, Paul Grilley integra el estudio de la anatomía humana y los efectos que producen las posturas mantenidas durante varios minutos y sin esfuerzo muscular sobre los tejidos elásticos de nuestro cuerpo (fibras musculares, fascias, ligamentos, piel...) y, diseña un revolucionario concepto  de Yoga al que llama, después de algún tiempo, Yin Yoga.


Paul Grilley (creador del Yin Yoga)

Diríamos que Yin Yoga es un estilo de Yoga pasivo que enfatiza la relajación muscular y el estiramiento estático mantenido durante largo tiempo, mejorando de esta forma la elongación del tejido fascial que recorre íntegramente el cuerpo humano.
El Yin Yoga se fundamenta en los principios de la Medicina Tradicional China, incidiendo en los Meridianos para conseguir el flujo correcto y equilibrado del Chí o Prana.
Los meridianos o canales de energía conectan con órganos internos que estimulan y equilibran, aportando salud y bienestar al organismo.

Si analizamos los orígenes del Yoga descubrimos que en sus comienzos era una práctica estática y meditativa. 
Con el Yin Yoga pretendemos volver a los comienzos de la verdadera esencia del Yoga: una práctica sosegada, que nos de espacio para cultivar la atención, el desapego hacia el resultado, el equilibrio y la aceptación con contento (santosha) del momento y circunstancias presentes, o como nos dice Sara Powers:
"La práctica del Yin Yoga proporciona períodos amplios de quietud en los que podemos empezar a prestar atención a lo que de verdad está ocurriendo, justo aquí, justo ahora".

La práctica del Yin Yoga nos acerca a la comodidad y nos quita exigencias.
Partiendo de un entorno con temperatura agradable, podemos realizarla sobre cualquier superficie cómoda: mantas, alfombras, esterillas, toallas, césped, empleando además ropa cómoda y abrigada si es necesario. Por encima de todo es fundamental practicar de forma relajada, abandonando las expectativas que puedas tener sobre esta práctica y haciendo los asanas cómodamente prestando atención a las sensaciones.

Su práctica aporta principalmente:

1. Elasticidad muscular y fascial (eliminando posibles tensiones o contracturas) y suprime de manera efectiva adherencias que restringen el movimiento.



2. Mejora la flexibilidad articular y la nutrición de ligamentos y almohadillas intervertebrales.

3. Recupera de los ejercicios de alta intensidad mejorando la consolidación de las fibras musculares rotas y disolviendo el ácido láctico de los músculos.

4. Ofrece un maravilloso camino de paz y armonía si se practica con intención meditativa o si se trabaja con el mindfulness.

5. Desbloquea los canales energéticos y aporta salud a las glándulas y vísceras de nuestro organismo.

Finalmente la práctica Yin equilibra cualquier práctica Yang. Es ideal para las personas que tienen trabajos físicos extenuantes, o para los que hacen ejercicios de alta intensidad en fuerza o resistencia, y para todo aquel practicante de Hatha o Ashtanga que deseen una recuperación más pronta de su salud muscular.