29 abril 2018

MINDFULNESS: MEDITACIÓN DESDE LA CIENCIA

Atención Consciente, o Atención Plena, mindfulness, o Sati como se la designa en pali, es una práctica en la que tomamos conciencia de las distintas facetas de nuestra experiencia en el momento presente. Podemos aprender a ser conscientes de cómo nos movemos, cómo nos sentimos (tanto física como emocionalmente), y cómo respondemos o reaccionamos ante cada momento de la vida. Esta cualidad de conciencia es la base de toda vida creativa, ya que nos permite ser honestos, pragmáticos, despiertos, valientes, y vivir con un sentido profundo de iniciativa. 

   Mindfulness es una cualidad de la mente o más bien la capacidad intrínseca de la mente de estar presente y consciente en un momento determinado, en un momento en que cuerpo y mente se sincronizan totalmente en un instante de realidad presente. Presencia plena y conciencia abierta se conjugan en un momento en nuestra mente/cuerpo/espíritu. Es esa cualidad propia de cualquier ser humano pero que ha sido motivo de estudio principalmente en el paradigma oriental.

   La experiencia de mindfulness se devela y se entrena en una disciplina o práctica llamada meditación.

   La práctica de meditación proviene de tradiciones milenarias que ponen énfasis en la legitimidad de la propia experiencia como fuente válida de conocimiento. La práctica se basa en entrenar el  estar presente y consciente en cada momento de nuestra vida;  acoger cualquier cosa que surja en nuestra experiencia, amorosamente y sin juicio;  abrir el corazón para hacernos amigos de nosotros mismos y permitir que surja la compasión por los demás. Nos permite recorrer el camino de nuestra vida y desempeñar nuestra labor en ella con el corazón abierto y la mente despierta.

   El Budismo, tradición de la cual surge la práctica de meditación, es el conocimiento acumulado durante miles de años por la práctica de la observación directa de la mente y la realidad a través de prácticas de meditación. La práctica básica en la tradición budista es la práctica de shamatha-vipashyana, traducida al inglés como mindfulness-awareness. Las traducciones al español han sido diversas: atención plena, conciencia plena, presencia plena; así como awareness ha sido traducido como darse cuenta, conciencia abierta, etc.  Algunas de ellas son traducciones literales, conceptuales, otras intentan dar cuenta de la experiencia a la que hace referencia el término. El uso reiterado de la palabra “plena” en distintas traducciones alude a la cualidad que se manifiesta al sincronizar cuerpo-mente-espíritu en un momento dado y que como experiencia se caracteriza por la “plenitud”.

   Chogyäm Trungpa Rinpoche, fue  un maestro budista tibetano que salió del Tibet con la invasión china. Al llegar a occidente estudió desde distintas miradas al “ser humano occidental” y expresó su impresión de que el budismo se manifestaría en occidente como psicología.

   La psicología en occidente originalmente estudiaba la mente/psique. Sin embargo, cuando surge el paradigma científico que instala el método científico como el único método válido para acceder al conocimiento, la psicología hace un intento por usar la introspección como método para conocer la mente: un sujeto observa su propia mente como objeto de estudio y da cuenta de ella. Sin embargo, el método no alcanza el estatus necesario ante el poder del método científico y la psicología abandona la mente como su objeto de estudio y busca un objeto que sea sometible al método científico, la conducta. Si en ese entonces hubiésemos conocido la meditación o práctica de mindfulness, otro habría sido el derivar de la psicología. Pero, por algo no fue así y la conocemos recién hoy en que la psicología,  después de conocer muchos otros aspectos del ser humano, puede recuperar su objetivo original, cual es el estudio de la mente. Mindfulness es un método por medio del cual se puede acceder al conocimiento de cómo funciona la mente.

   Dicho lo anterior, nos queda en evidencia que la práctica de mindfulness/meditación, aún cuando hay muchos distintos tipos de meditación y muchas distintas prácticas a las que les llamamos meditación, no es una práctica que tenga como objetivo la relajación, la paz, la mente en blanco. Todos estos son, sin duda, resultados posibles de una práctica que más bien busca conocer cómo funciona la mente y la realidad, cómo es que este modo de funcionar nos permite o no estar en paz. No es entonces, un modo de escapar de la realidad como piensan algunos; al contrario, su objetivo es permitirnos ver la realidad como es, desenmascarando las causas profundas de nuestro sufrimiento y despejando nuestra confusión mental. Consiste  básicamente en regresar una y otra vez, a la experiencia más inmediata de la realidad del momento presente, de manera  amable y sin juicio.

   La experiencia de mindfulness consiste en simplificar la experiencia al máximo; reducir los estímulos externos al punto de “simplemente estar” en una situación donde “no pasa nada” en particular. En ella nos encontramos al desnudo solos con nuestra propia mente: puedo escuchar, sentir, observar, tocar cómo construyo mundos con ella y les atribuyo carácter de real, a tal punto que todo nuestro organismo reacciona como si lo que estoy pensando fuera cierto. También observamos cómo podemos soltar nuestro discurso interno y toda la realidad que habíamos construido desaparece, se esfuma dejando en evidencia que sólo era una construcción de mi propia mente. Podemos observar, sentados, sin nada que hacer más que prestar atención a nuestra respiración como reedito constantemente el pasado, anticipo y planifico constantemente el futuro y cómo ese momento presente que contiene toda la riqueza de lo que es simplemente real, nos pasa inadvertido.

   El pasado ya pasó y no tiene vuelta, el futuro nunca llega porque cuando llega es presente; la única realidad real es el presente, ese momento pleno, simplemente real, en el que mente, cuerpo y espíritu están sincronizados, es el momento perfecto simplemente porque es lo que es. El regresar una y otra vez, de manera amable y consciente, a ese espacio de apertura e intimidad con nuestro momento presente, es la invitación que nos hace la práctica de Mindfulness.

   El objetivo es lograr un profundo estado de conciencia durante la sesión, y se usan varias técnicas concretas para alcanzarlo. Perseguimos conseguir que nuestra conciencia se relaje y no elabore juicios de nuestras sensaciones, sentimientos o pensamientos. Saber qué acontece en nuestro fuero interno en cada instante a través de la gestión de los procesos atencionales. 

   El Mindfulness consigue separar la persona de sus pensamientos para poder reconocerlos y poner en duda los patrones mentales, otorgando un gran peso al aquí y el ahora mediante una atención total al momento presente.



   Idealmente, el Mindfulness debería practicarse durante media hora al día, aunque se recomienda comenzar con sesiones más cortas, de no más de diez minutos, para ir aclimatando la mente a las nuevas sensaciones e ir construyendo poco a poco estados mentales de meditación. Si nos propasamos con el tiempo al principio, es fácil que terminemos frustrados al dedicar mucho rato seguido a algo que aún no sabemos hacer bien, y terminemos cansándonos y abandonando esta rutina.

Por lo tanto, aprender a hacer Mindfulness puede requerir cierto tiempo de práctica hasta que seamos capaces de meditar en casi cualquier circunstancia.


   Hay que tratar de buscar un sitio libre de ruidos, con una temperatura entre 18 y 25º y en la que nos sintamos confortables. No hay que olvidarse de desactivar teléfonos, alarmas, aparatos electrónicos y todo tipo de ruidos y ondas que nos puedan molestar o interferir en la meditación. En caso de que pongamos música de fondo, es importante que ésta sea relajante y con ciclos repetitivos para impedir que acapare nuestra percepción. 

   Algunas personas prefieren realizar la meditación en entornos abiertos, en su jardín o en un parque público. No es una mala decisión, pero es importante escoger un sitio que no sea muy concurrido y esté libre de ruidos y elementos distractores. El uso de ropa cómoda siempre será un elemento positivo de cara a la meditación, y se recomienda quitarse el calzado y todos los complementos que puedan oprimir el cuerpo.



   La posición para el Mindfulness será, simplemente, sentarse cómodamente en el suelo; no necesariamente en la posición de loto, pero sí es básico que la postura deje la espalda en un ángulo recto para facilitar la respiración. Se puede emplear un cojín, una esterilla o una toalla para estar más cómodos. En el caso de que el cojín sea bastante grueso, será recomendable inclinar la zona pélvica hacia delante, sentándonos en el extremo. 



   Las vertebras deben permanecer en una posición recta, sujetando el peso del tórax, el cuello y la cabeza. Las piernas y los brazos deben permanecer relajados pero sin desestabilizar la línea de la columna. Por ejemplo, es una buena idea dejar caer los brazos apoyándolos encima de las caderas, o bien simplemente dejarlos colgando. Si la postura alcanzada nos genera tensión en algún área del cuerpo, será preciso reajustar la posición corporal.

LOS 5 KLESHAS (VENENOS)

La vida es un tapiz de experiencias: altibajos, alegrías, tristezas, los placeres y dolores de la vida. Una experiencia que puede ser particularmente desafiante es la del sufrimiento. La sabiduría  Vedanta te recuerda que, en ausencia de la iluminación, la vida contiene sufrimiento.

A diferencia del dolor, una experiencia física, mental o emocional incómoda, el sufrimiento es el estado de estar atrapado en la situación e identificarse con él como un aspecto de su ser. En otras palabras, el dolor es lo que te sucede; El sufrimiento es tu interpretación y reacción a ese dolor. Por lo tanto, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Pero, ¿cuáles son las raíces del sufrimiento y de dónde vienen? Según Vedanta, hay cinco causas específicas de sufrimiento: los cinco Kleshas .

En sánscrito, la palabra Klesha significa veneno y se refiere a un estado mental negativo que oscurece la mente y permite que surjan las condiciones del sufrimiento. Al trascenderlos, puedes ser liberado del sufrimiento. 





Desconociendo la verdadera naturaleza de la realidad
Este es el estado de ignorancia o Avidya que surge cuando olvidas tu verdadera naturaleza como ser espiritual. Tu verdadera identidad es la de la conciencia pura y sin límites . Eres inmortal y eterno, y abarcas puntos focales eternos de la conciencia que nunca nacieron y nunca morirán. Eres el potencial infinito de todo lo que es, todo lo que alguna vez fue, y todo lo que será.

Desafortunadamente, la actividad turbulenta de la vida material ha eclipsado este entendimiento de tu conciencia. Y cuando no entiendes esta verdad esencial de quién eres, preparas el escenario para que surjan los otros cuatro Kleshas .

Identificación con un falso sentido del yo
Una vez que has olvidado tu verdadero yo, sustituyes una identidad falsa en su lugar. Este yo restringido es el ego ; la fabricación momentánea de tu autoimagen que se define por las posiciones y posesiones de la vida. Conocido en sánscrito como Asmita, este es el velo o la cubierta que esconde tu verdadera naturaleza y te hace quedar atrapado en un egoísmo desenfrenado.

Una gran cantidad de sufrimiento es causada por la necesidad del ego de aprobación y genera sufrimiento cada vez que sus necesidades no se cumplen.




Apego a objetos de deseo
Raaga, o apego, es el acto de aferrarse a algo que es ilusorio o impermanente. Cuando estás profundamente apegado a algo, es una indicación de que tienes miedo de que te lo quiten. Esto crea una profunda sensación de inseguridad dentro de ti porque sabes que lo que sea que tienes puedes perderlo en cualquier momento, entonces te aferras aún más.

El apego causa sufrimiento al generar una corriente de fondo de miedo, tensión, ansiedad y temor a la pérdida que es el subproducto inevitable de la vida en el nivel material.

Aversión o repulsión de cosas que no quieres
Si bien el apego es el acto de aferrarse a las cosas, las personas o las situaciones que deseas, Dvesha, o la repulsión, es evitar las cosas que no deseas. Cualquier cosa que represente una amenaza para tu ego te hará retroceder. Va a hacer todo lo posible para alejarse de esas cosas y empujarlos tan lejos de su mente como sea posible.







La aversión lleva al sufrimiento al atraerlo hacia la negatividad, el miedo, lo que ocurre y, en el peor de los casos, pensando en lo que hará si no puede evitar lo que más teme.

El miedo a la muerte
Abhinivesha , o la voluntad de vivir, es el apego final: el apego a la vida misma. El miedo a la muerte es una experiencia compartida por casi todos los seres humanos, incluso aquellos que viven en la miseria. Está esencialmente aferrado a todo lo que tienes y todo lo que has conocido. La muerte es el gran desconocido y se acerca más a cada uno de nosotros todos los días.

El miedo a la muerte causa sufrimiento al dar lugar a todos los demás miedos, ansiedades, dudas y preocupaciones.

Recuerda tu verdadera identidad
Todo el sufrimiento humano se puede atribuir a uno de los cinco Kleshas . ¿Cómo escapar de este ciclo de sufrimiento? Patanjali comparte una comprensión vital en el Capítulo 2, Sutra 4 de The Yoga Sutras cuando escribe:

"La ignorancia de nuestra naturaleza real es la fuente de los otros cuatro, ya sea que estén inactivos, débiles, suspendidos o completamente activos".

Lo que esto significa es que todas las causas del sufrimiento están contenidas dentro de la primera causa de no conocer la verdadera naturaleza de la realidad. Cuando recuerdes tu verdadera identidad como espíritu puro:

Tu ego ya no dominará tu conciencia, ofendiéndose, o buscando la aprobación de los demás.
Dejarás de lado tus apegos, comprendiendo que en un universo material impermanente todo tiene un comienzo, un medio y un final.
Ya no evitarás esas cosas que temes, sabiendo que esas cosas son impermanentes e ilusorias, y no pueden causar daño a tu verdadero yo.
Estarás libre del miedo a la muerte al darte cuenta de que la muerte no es más que una transición entre una expresión de tu espíritu y otra, y que tu vida es como un relámpago en el cielo, un paréntesis en la eternidad.
Trascender el sufrimiento a través de la meditación
Para trascender el primer Klesha y, por lo tanto, los cuatro restantes, Patanjali da la siguiente guía en Sutras 10-11: "Las causas sutiles del sufrimiento son destruidas cuando la mente se vuelve a fundir en lo no manifiesto. Los efectos del sufrimiento son descartados a través de la meditación ".

La meditación es la clave que desbloquea la prisión del sufrimiento al devolverle al estado de conocimiento de quién realmente somos. Te conectas nuevamente al campo de la conciencia pura y, al hacerlo, levantas el velo del egoísmo, eliminas la necesidad de apego y disipas el miedo a tu propia mortalidad. La meditación también puede crear el espacio, o ser testigo de la conciencia, que te permite notar los Kleshas a medida que surgen en tu conciencia. Al ver a los Kleshas por las ilusiones que son, pueden ser liberados de su control.
                                             
                                                                                Texto  extraído de www.medicinayurvedica.com