30 septiembre 2012

ASHTANGA YOGA. UNA PRÁCTICA DEFINIDA

En unos antiguos escritos llamados Yoga Korunta se describe un sistema de Hatha Yoga cuyo autor, el vidente Vamana Rishi, creó y practicó. Estos manuscritos los redescubrió en una biblioteca de Calcuta los maestros Krishnamacharya y Pattabhi Jois.
El manuscrito contiene cientos de estrofas y recomienda la forma de respirar para integrar los ocho miembros de los Yoga Sutras de Patanjali. Describe movimientos y respiración (Vinyasa) como vehículo para entrar y salir de las posturas, con respiraciones contadas en cada asana.

En el Yoga Korunta, se imparten tres series de secuencias de yoga:
1. Yoga Chikitsa. Es la serie primaria. Desintoxica cuerpo y mente.
2. Nadi Sodhana. Es la serie intermedia. Purifica el cuerpo sutil y la energía interior.
3. Sthira Bhaga. Serie dividida en cuatro sub-series. Estabilidad divina, humildad y estabilidad.

Este es el sistema de Hatha Yoga que enseñó Sri K. Pattabhi Jois y que enseña su nieto Sharath en el Ashtanga Yoga de Mysore India.






Solamente cuando se pasa una serie se sigue con la siguiente.
En el Yoga Korunta cada serie se compone de unas cuarenta posturas. Debido a su extrema dificultad no todo el mundo consigue completarlas.
La clase de Ashtanga empieza y termina con el recitar de un mantra en el original sánscrito. Debería repetirse con amplitud de mente para absorber su significado completo, que se revelará más aparente con el tiempo.
La práctica de Ashtanga Yoga se hace, generalmente de manera individual siguiendo los patrones que dicta las diferentes secuencias y siempre a juicio de tu profesor.
También hay clases dirigidas, aunque menos frecuentes en número pero, igualmente importantes para asimilar en profundidad las secuencias.



En todos los casos las clases son fielmente vigiladas, y es frecuente que el profesor te ayude a realizar las asanas que más dificultades te dan.


16 septiembre 2012

LOS CINCO VAYUS. EL DESPERTAR ENERGÉTICO

Según los Upanishads, el principal libro de las escrituras hinduistas, prana tiene el mismo nivel y puede ser comparado con Brahma, el Creador Todopoderoso y la Conciencia Suprema por los cuales se considera que ha sido creado el Universo entero. Prana es la fuerza de la energía vital que se conoce con diversos nombres en diferentes partes del mundo, Ki en Japón, Chi en China...
Se piensa que Prana es respirar, pero el hecho real es que nosotros sentimos el Prana a través de la respiración y manifiesta su presencia principalmente a través del acto de respirar.
Prana es la fuente de toda la materia manifiesta y es importante saber que está presente en todas las células del cuerpo humano.
Mientras el Prana fluye el ser humano está vivo. Prana es la primera fuente de la materia.
El Prana realiza diferentes funciones en el interior del cuerpo, y según la función se manifiesta de manera especializada.

Así, según la especialización adoptada nos encontramos con los cinco vayus (aires vitales).


En un sentido general las cinco manifestaciones de prana son:
prana vayu realiza la absorción de los elementos que necesita el organismo para su funcionamiento, está localizado en la cabeza y el corazón; 
samana vayu, se refiere a la función equilibrante de la energía pránica. Situado en el ombligo y controla la digestión. Junto con apana crea el movimiento de ascenso y descenso de la respiración. 
udana vayu, situado en la garganta, controla el lenguaje. Juega un papel importante en el crecimiento espiritual y en la expresión creativa.
vyana vayu, se refiere al prana localizado en el corazón; une los otros pranas y el cuerpo; controla los nervios y la acción muscular. Se encarga de la distribución.
apana vayu, es la energía pránica descendente, localizada en el colon, de modo que está a cargo de las funciones excretoras del sistema orgánico. Eso incluye orina, sudor, orgasmo, menstruación y defecación. Tiene un efecto refrescante sobre el sistema orgánico humano.
Desde el punto de vista de la práctica del yoga, los vayus pueden y deben ser influidos para mejorar sus actividades y conseguir su máximo aprovechamiento. En este sentido, dos de los cinco vayus son considerados más importantes; éstos son prana y apana.
En el circuito del proceso energético del organismo, prana es el primer eslabón, realizando la toma de energía, mientras que apana es el último, regulando la eliminación de productos que deben ser eliminados.
Samana, udana y vyana son proceso intermedios menos propicios para ser manipulados. Al yogui le resulta relativamente fácil influir sobre parana y apana y con ello también consigue equilibrar a los demás vayus.
Prana vayu está localizado en la región comprendida entre la garganta y el diafragma, y su tendencia natural es moverse hacia arriba.
Apana vayu, opera en el área de la pelvis, entre el ombligo y el perineo, siendo su tendencia natural el movimiento hacia abajo.
Cuando el yogui invierte la dirección de prana y apana, consigue que se unan en la zona del ombligo con samana vayu. De esta forma se encuentran tres fuerzas en el mismo punto.


La fusión de los tres vayus produce una explosión pránica que libera gran cantidad de energía. El prana liberado entra desde el chakra umbilical (Manipura), tercer chakra hacia sushumna nadi (canal central), y asciende hacia el cerebro, donde genera la activación de los centros y facultades superiores de la mente. Hay que tener en cuenta que todo esto no sucede en un día, sino que es la consecuencia de una práctica constante y regular. La explosión de energía en manipura es el resultado del proceso de maduración del yogui, y nunca sucede antes de que se encuentre preparado para manejar dicha situación.
Para conseguir dicho resultado se requiere la práctica habitual de nauli y basti; asanas; y la práctica constante de pranayamas y bandhas (llaves energéticas) que conducirán al adepto hacia el despertar de la energía.


02 septiembre 2012

ASANAS. LA UNIÓN DE LO FISICO CON LO MENTAL

La realización de las asanas son la parte más difundida en la práctica de Hatha Yoga. 
Las asanas son un medio para potenciar la integración del cuerpo y la mente. Durante la práctica activa de las asanas se establece un diálogo silencioso entre el cuerpo y la mente que nos da la oportunidad de explorar nuestra auténtica realidad corporal.
En la realización de una asana, el aspecto más esencial es la atención, la toma de consciencia de todo cuanto sucede. Debemos estar atentos a los mensajes que nos manda nuestro cuerpo. El objetivo es comprender nuestro cuerpo, cuidarlo, desarrollarlo, hacerlo flexible y fuerte, pero sin domesticarlo, de manera sutil.
La atención es el principal elemento en la práctica física de los asanas. Si no hay atención no hay yoga. Una postura es a la vez ejercicio físico y mental, respiración y sensación. El practicante debe investigar por sí mismo, profundizar en su práctica, descubrir nuevos enfoques y analizar sensaciones hasta comprender su propio cuerpo.



Cada asana se compone de dos partes:

Una es la parte dinámica constituida por la fase donde se está construyendo la asana antes de su posición final, partiendo desde una postura de reposo o de una transición (pasar de una postura a otra con control corporal y sin fase de descanso). 
La fase dinámica se realiza lentamente, sincronizando el movimiento lento y la respiración controlada. Es fundamental controlar el gasto energético, efectuando esta fase con el esfuerzo justo y máxima relajación.
Se evitarán los movimientos bruscos, rebotes y tirones, realizándolo a una velocidad homogénea. 
La respiración acompaña en todo momento al movimiento permitiéndonos respirar todo cuanto necesitemos.   
Realizaremos la respiración Ujjaji si queremos profundizar mentalmente aún más durante la práctica o respiraremos normalmente. 
Enriqueceremos la fase dinámica adoptando aptitudes de acuerdo a el movimiento que estamos ejecutando. Cuando abrimos los brazos, por ejemplo, dejamos que la mente se contagie de esa actitud, abriéndote a la vida, a la energía del cosmos que nos penetra. Si cerramos el cuerpo o nos plegamos, el gesto será de introspección y crecimiento personal.
Durante el movimiento recuerda tener consciencia de los grupos musculares que intervienen, de la posición de tu columna vertebral, de tu estado anímico y tu respiración.

La otra es la parte estática constituida por la fase donde la postura queda desarrollada finalmente.
Mantiene tu cuerpo inmóvil, firme y cómodo, evita la tensión. Integra cuerpo y mente. En un primer momento examina tu cuerpo mentalmente y corrige si es necesario. 
Seguidamente la asana culmina con la aparición de un estado meditativo. La mente queda bañada en un estado de silencio profundo. Unificamos respiración y cuerpo. 
Tendremos en cuenta que el tiempo de permanencia en cada postura dependerá de la postura en sí. Hay algunas posturas que la podemos realizar sin tensión, sin agobios durante 2, 5 o 10 minutos aprovechando todo sus beneficios. Otras, en cambio, podemos mantenerla durante unos cuantos segundos.




Perfeccionar una postura puede llevar meses, años o toda la vida. Los obstáculos son generalmente las tensiones y los bloqueos que limitan la movilidad corporal. Las tensiones en nuestro cuerpo no se han creado de la noche a la mañana, por tanto, necesitamos tiempo para poder disolverlos. Descubre en cada asana donde está la tensión, mira donde está localizada, qué limitación produce, qué molestia causa, de esta manera tendrás las bases adecuadas para mejorar. Ya estás en buen camino... Baña mentalmente con la inspiración los músculos tensos. Observa como la espiración disuelve la dureza y la rigidez.
La constancia y la profundización te llevarán más allá en tus objetivos.