12 mayo 2013

ENTREVISTA A JOSÉ CARBALLAL. PROFESOR DE ASHTANGA YOGA


Entrevista José Carballal: “El problema del Ashtanga es que se enseña muy mal”
Lo dice este discípulo del nieto de Pattabhi Jois, profesor autorizado por la escuela de Mysore  para enseñar las series primera y segunda. Los principiantes llegan a la escuela de José soñando con tener el cuerpo de Madonna y acaban descubriéndose a sí mismos.
Actor de profesión, en la escuela de interpretación a la que asistía José le recomendaron hacer Yoga para mejorar la expresividad de su cuerpo, que acumulaba mucha tensión, y para recuperarse de una pericarditis (inflamación membrana del corazón). Necesitaba relajarse y abrirse. Empezó en la escuela Sivananda, en donde estuvo haciendo Karma Yoga, limpiando y ayudando a cambio de ir a clase.
“El Yoga me enganchó muy rápido, me dije: esto es. Luego estuve probando diversos estilos y cuando me encontré con el Ashtanga,volví a pensar: esto es lo mío. A los pocos meses, fui a Mysore (India) por primera vez”. Corría el año 2002. Allí estudió con Sharaht, gurú actual y nieto de Pattabhi Jois. El azar quiso que la profesora de Ashtanga con la que José estudiaba en Madrid se fuera a Estados Unidos, y los propios compañeros de José le pidieron que tomara la responsabilidad de las clases. “Ahora lo pienso y me parece una irresponsabilidad total; era prontísimo para empezar a enseñar”. De vuelta de Mysore decide empezar a enseñar en el salón de su casa de Malasaña. Años más tarde abriría Mysore House Ashtanga Yoga, su actual centro de Madrid, junto con su socio Rafael Martínez.
¿Qué es para ti un gurú?
Alguien que no lo hace por ti, sino que te acompaña en el camino; es fundamental que sea alguien que te inspire, tienes que ver el ejemplo en él. Es lo que me pasa con Sharath: es alguien que camina el camino; no te lo dice sino que lo vive. Soy afortunado porque tengo un gurú y un maestro: Sarath es el gurú y Peter Sanson el maestro, uno de los primeros alumnos occidentales de Pattabhi Jois. Yo veo el Yoga en ellos, viven el Yoga las 24 horas.

¿No formas profesores en tu centro?
No, ni formamos ni formaremos, al menos tipo
 teacher tranning. No creo en eso de que alguien pague no sé cuánto dinero, esté unos fines de semana y le den un papel diciendo: “Ya eres profesor, ya puedes enseñar”. No me parece real. Yo creo mucho en el método tradicional. El Ashtanga -que me consta que en general no tiene muy buena fama en el mundo del Yoga porque se conoce muy poco y porque se enseña muy mal- es un método muy tradicional. Siempre respeta el método de transmisión de maestro a maestro. Sí creo que se pueda formar a un profesor de manera individual y con muchísimo tiempo, pero me parece que el mayor profesor es la práctica… Todo esto del teacher training pone al Yoga en un lugar muy delicado, porque la integridad de la práctica está muy comprometida.

¿Puedes explicarlo algo más?
Me parece estupendo que haya cursos de formación de profesores y que eso tenga que ver con profundizar, comprender. Pero está ese concepto un poco engañoso de “si haces 200 horas, te doy este papel y ya eres profesor”, me parece peligroso.

Se entiende que es un mínimo, a partir del cual uno sigue profundizando…
Sí, lo que pasa es que enseñar Yoga tiene mucho que ver con poder transmitir, y eso creo que no te lo pueden enseñar en ningún sitio, por muchas horas que hagas o mucho que pagues. Lo que más te enseña es tener una práctica diaria comprometida; uno tiene que estar en contacto diario con eso que quiere transmitir. Mi maestro Peter Sanson dice: “Todo el mundo quiere enseñar pero nadie quiere practicar”. Hay mucha gente que enseña y practica dos, tres días a la semana, y ahí la integridad está muy comprometida.

¿Y cuál tu propuesta para quien quiera enseñar?
Para mí tiene más sentido invertir en tu práctica y buscar un maestro en quien confíes, que te inspire, que te ayude a profundizar.

¿Qué aporta Ashtanga que no aporte otro estilo de Yoga?
Creo que funciona para todo el que lo practique, pero no creo que sea para todo el mundo. Y no tiene nada que ver con que sea una práctica elitista ni para personas con equis condiciones, sino con el tipo de personalidad de cada uno. Todo el Yoga es Yoga, y son distintos caminos para llegar al mismo lugar. Pero no se puede decir que Ashtanga es mejor que Iyengar u otro estilo. Es mejor para mí; yo he probado todos y el que funciona para mí es este.


¿Cómo hay que ser para que te funcione Ashtanga?
La gente vaga no puede hacerlo, es imposible. Creo que esto se puede aplicar a casi todos los Yogas, pero Ashtanga es un tipo de Yoga que te da muchísimo pero te pide muchísimo también; es un Yoga radical en cierto sentido. Y es una práctica que, como todas las prácticas espirituales, es diaria.

Se tiene la idea de que Ashtanga requiere unas condiciones físicas especiales…
Sí, que es para atletas. Para mí el problema gravísimo del Ashtanga, que tiene mucho que ver con el boom de profesores de que hablaba antes, es que se enseña muy mal. Yo llevo diez años practicado y hace dos meses me decía: ah, va de esto; me estoy empezando a enterar ahora… No paras de aprender. Uno tiene que llevar muchos años practicando cada día para empezar a entender la profundidad y todo lo sutil que tiene la práctica. Y eso te lo da la experiencia de años, no el conocimiento superficial. Ese es el problema: hay muchos profesores que viven la práctica desde un Yoga físico y atlético, la presentan así y la enseñan así. Y esa idea equivocada se va ampliando…
A mí me han llegado a preguntar por teléfono: “Oye, ¿ese es el Yoga que hace Madonna? Es que quiero ese cuerpo…”. Yo no digo que no porque la mayoría de la gente empieza por ahí y luego comienza a ver lo demás. Cualquiera que vaya a Mysore o escuche a Sharath se da cuenta de que es algo absolutamente espiritual, pero como cualquier Yoga que está sostenido por los Yamas y Niyamas y trabajando asanas como una manera de ir a otro lugar…
Ashtanga es una herramienta. Usada de forma correcta es un sistema espiritual, holístico, que sana, calma la mente, ayuda a conectar… Usada de forma equivocada sirve para inflar el ego, para lesionarse, para ponerte por encima de los demás. Depende de cómo te lo enseñen y cómo lo uses.
¿Qué te ha descubierto tu práctica al cabo de diez años?
Esto de que sea la misma secuencia de asanas cada día (aunque cuando acabas la primera serie empiezas a trabajar la segunda, y vuelven nuevos retos para la mente y la respiración), yo lo vivo como si uno se mirara todos los días en el mismo espejo. Si quiero saber exactamente como soy y me miro cada día en un espejo diferente, me va a llevar mucho más tiempo poder verme. Pero verte todos los días en el mismo espejo para mí es la manera de llegar a conocerte en mucha profundidad: a qué te resistes, dónde está la rabia o la tristeza, qué me está diciendo esto de mí. La relación que uno tiene con la práctica te habla de cómo te relacionas con el mundo; la práctica es una metáfora de cómo estás tú en la vida. Siempre pienso que tengo un terapeuta gratis dos horas al día seis días a la semana.

A tu escuela van muchos actores, ¿qué suelen buscar?
En general, los actores son los alumnos que vienen más en una búsqueda espiritual que física. También por el tema de la concentración. Además creo que actuar y practicar Yoga tienen mucho en común, aunque aparentemente la atmósfera es muy opuesta; cuando uno actúa tiene que ser canal, dejar el ego y ponerse al servicio de algo más grande, que es el personaje. Los actores tienen, pues, más facilidad para dar ese salto de la interpretación a la práctica del Yoga.

¿Qué le dirías a un principiante que hay que poner sobre la esterilla de Yoga, además de duro trabajo?
También se tiene que ser inteligente para manejar la exigencia, porque trabajar con demasiada exigencia acaba haciendo que uno tire la toalla; ahí cada uno tiene que encontrar su manera. Después de diez años siento que este año me he casado con la práctica (he estado de amante con ella durante un montón de tiempo, porque hay poco gente con tanta resistencia al compromiso como yo), y lo he logrado comprometiéndome a la práctica diaria pero realmente haciendo lo que puedo cada día. Mi compromiso ha sido poner la esterilla cada día, y ahí, hacer lo que pueda. La falta de mayor exigencia me ha hecho querer más y más y vencer la resistencia.



                                                                     Texto extraído de la revista YogaenRed.com


01 mayo 2013

LA HISTORIA DE UN LINAJE YÓGUICO EN INDIA

La India es un lugar lleno de historias maravillosas y maestros de Yoga que han sido y hoy día son leyendas vivientes.




   El que más influencia tuvo en la actual práctica de Yoga en Occidente fue el legendario Tirumalai Krishnamacharya (1888-1989).
   De muy joven, Sri Krishnamacharya se sentía fuertemente atraído por el Yoga. Su familia era descendiente de una importante y larga línea de Yoguis. En sus primeros años, había tenido experiencias místicas que lo llevaron a estudiar y a buscar intensamente el significado de la vida en las enseñanzas del Yoga. Fue así como por unas recomendaciones que recibió oportunamente se trasladó a los Himalayas en busca de un Guru de gran renombre.


   Este maestro, Sri Ramamohan Brahmachari, que vivía en una cueva junto a un lago en el monte Kailash, con su familia, aceptó a Sri Krishnamacharya como discípulo. Durante varios años, Sri Krishnamacharya, que había estudiado medicina, astrología, retórica, leyes y teología, fue instruido en diversas artes y materias, así como en la práctica de asanas y vinyasa. En aquella época, y en algunos casos también hoy en día en la India, las clases de Yoga no se cobraban como se hace en la actualidad, sino que, al finalizar su aprendizaje, el discípulo debía "pagar" de alguna forma por lo que había recibido como enseñanza. Esto ocurrió al cabo de siete años de intenso aprendizaje.
   El pago no resultó lo que Sri Krishnamacharya tenía en mente o deseaba en ese momento. Contrariamente a sus deseos, su maestro le indicó descender de las montañas, olvidarse de una existencia de asceta o renunciante para llevar una vida familiar y expandir las enseñanzas del Yoga, que en India estaban algo olvidadas y fuera de moda en aquel momento.
   Sri Krishnamacharya entonces, muy a su pesar, hace lo que su maestro le solicita. Tras unos años se casa, tiene varios hijos y comienza a enseñar al público en general, asanas y vinyasa, respiración y otras técnicas del Yoga que había aprendido de su maestro rompiendo con la costumbre generalizada en aquella época de impartir enseñanza únicamente a monjes y renunciantes, costumbre que había alejado a la gente común de la práctica de Yoga, mientras tanto trabajaba en una plantación de café como obrero para mantener a su familia.
   De esta forma abre las enseñanzas del Yoga, y así practican los hombres de familia y también las mujeres que habían sido desplazadas durante los últimos años.
   Además, incluye a los niños y con el tiempo también hasta lo hacen algunos extranjeros, lo que era totalmente fuera de lo común. Algo definitivamente extraño fue cuando Sri Krishnamacharya acepta enseñar a Indra Devi, la primera mujer occidental yogui.


   Pero las cosas no eran muy fáciles para Sri Krishnamacharya en aquel momento. Debía alimentar a su familia, y los alumnos eran pocos (los discípulos huían de su carácter sumamente exigente). Fue así como, para expandir las enseñanzas, a modo casi circense, hacía demostraciones que a veces coronaba con la detención total de las pulsaciones cardíacas, acto que provocaba gran estupor en el público. De esta forma demostraba el extraordinario dominio que se puede adquirir del cuerpo y de la mente con una práctica verdadera y comprometida.
   En una de aquellas demostraciones en Mysore, el Marajá, que era el rey de esa zona, se entera de su presencia y por las graves dolencias físicas y respiratorias que sufría le solicita sus servicios. Al conocerlo y darse cuenta del enorme conocimiento de Sri Krishnamacharya, lo invita a quedarse en Mysore y le ofrece un gran gimnasio que había en el palacio para enseñar a la gente del lugar.
   Sri Krishnamacharya era un formidable maestro, muy querido, aunque también bastante severo. Algunos de sus discípulos fueron más tarde maestros famosos como Sri Pattabhi Jois, el heredero del Ashtanga Vinyasa, B.K.S. Iyengar (sobrino de Krishnamacharya) o Desikachar (su hijo), quienes fueron quizá los maestros que más influyeron en el Yoga en Occidente.
   Fue justamente el primero, Sri Pattabhi Jois, quien siendo muy jovencito, asiste a una de estas demostraciones y, maravillado con el Yoga, deja su hogar para seguir al maestro. Durante años practica con él y finalmente Sri Krishnamacharya lo instruye en un antiguo texto llamado Yoga Korunta, donde se explican detalladamente las series de posturas y respiración de lo que hoy es llamado el Ashtanga Vinyasa Yoga.


   Según se cuenta el texto lo encuentra Sri Krishnamacharya en una biblioteca de Calcuta. Había sido escrito por Vamana Rishi en hojas de palmera y por su antigüedad se encontraban en estado muy delicado. Sri Krishnamacharya lo recompone y ordena en cuatro series de posturas y vinyasas. Lamentablemente, el texto finalmente desapareció devorado por hormigas.
   El Yoga Korunta pone especial énfasis en practicar Vinyasas entre posturas indicando: "Oh Yogui, no practiques Asana sin Vinyasa".


PINDASANA. EL EMBRIÓN PLEGADO SOBRE SÍ MISMO

Pinda: Embrión
Asana: Postura


Desde la posición Padmasana (loto) en posición invertida Sarvangasana (vela) llevamos las piernas hacia la cabeza acercando las rodilla hacia el suelo. Abrazamos las piernas tomándose de las manos o de la muñeca, equilibrando el cuerpo sobre hombros y cuello.
Cuerpo relajado. La mirada hacia la punta de la nariz.

A nivel físico estira y relaja la espalda y los músculos del cuello. Estimula la glándula tiroides, los órganos del abdomen y los riñones. Regula la respiración.

A nivel energético estimula el chakra manipura (plexo solar).


28 abril 2013

MANTRAS. CÁNTICOS DEVOCIONALES EN SÁNSCRITO

Saber pronunciar el sánscrito aceptablemente es imprescindible para todos los maestros y estudiantes serios de yoga.
El sánscrito es el lenguaje del yoga. Se dice que fue transmitido por revelación divina a sabios que meditaban hace miles de años. Cierto relato cuenta que Siva tocó su tambor damaru catorce veces, creando así el alfabeto sánscrito. Estos catorce Sutras Mahesvara constituyen el comienzo del texto en el que se expone la gramática sánscrita. El sánscrito está adaptado perfectamente al aparato vocal humano, y el sonido de cada palabra representa la energía sutil de su significado. 
Cada sílaba tiene una duración de uno o dos tiempos, pronunciarlas correctamente nos permite sentir el ritmo natural del lenguaje y absorber la esencia verdadera de la palabra. Al sánscrito se le llama Devavani o "lengua de los dioses", pues se dice que los dioses se entienden entre si y se comunican en sánscrito.
El yoga, junto con el Ayurveda (medicina hindú), el Jyotisa (astrología hindú) y otras ramas de la sabiduría hindú, se transmitieron tanto por vía oral como literaria, por medio de la refinada lengua sánscrita.
Los sutras, breves aforismos cargados de información y fáciles de aprender de memoria, solían componerse con el fin de recoger las ideas de la manera más eficaz posible. El estudiante sólo podía captar toda la profundidad de su significado con la ayuda de un maestro o, al menos, con un tratado aclaratorio. También se componían estrofas en versos rítmicos; las más comunes eran las de cuatro versos de ocho u once sílabas cada uno. Recitar o cantar estas estrofas es otra manera natural y sencilla de aprenderlas de memoria.
Un mantra es una palabra o conjunto de palabras que poseen una vibración especial y que inducen a un estado de consciencia distinto en la persona que lo recita.
Etimológicamente la palabra Mantra proviene de Man que significa mente y Tra que significa liberar. Mantra significa liberar la mente.
La sílaba Om es el sonido primigenio a partir del cual comenzó todo el universo manifiesto. 

Se cree que el propio Om contiene en sí mismo todos los demás sonidos y, por tanto, todas las formas de energía. Es muy común empezar y terminar un cántico con el Om.
Al recitar un cántico a una deidad se invoca la energía de esa deidad, lo que constituye una manera propicia de dar comienzo a una práctica o a una empresa.
En la India se suele venerar en primer lugar a Ganesha, que es la deidad que elimina los obstáculos y que otorga los bienes y la abundancia. Todos los cánticos deben recitarse con actitud respetuosa y devota.



Los mantras pueden ser pronunciados de manera neutra o con una melodía. Esta última forma es la manera más agradable de oír un mantra y el factor vibracional de la música tendrá más peso.

Vande Gurunam


24 marzo 2013

PENSAMIENTOS INSPIRADORES. 15-06

Ahimsa es el atributo del alma, y en consecuencia ha de ser practicada por todos los aspectos de la vida. Si no puede practicarse en todos los terrenos, carece de valor útil. MAHATMA GANDHI




El término ahimsa, por lo general, se traduce como "no violencia", pero eso puede inducir a error y está lejos del significado real de la palabra. Cuando mi corazón se ha despojado de toda violencia, entonces mi estado original es amor. Podría sugerir que, incluso el hecho de evitar el trato con una persona que nos disgusta es una forma sutil de ahimsa o violencia. Por lo tanto, expresado el término en el lenguaje común, ahimsa muchas veces significa soportar a la gente que no nos gusta.

En Kerala crece una planta de horroroso aspecto, enorme, llamada ortiga elefante. Basta dar unos pasos sobre ella para empezar a rascarse a más no poder. Y cuando uno está de vuelta en casa tiene los pies tan llenos de ampollas que ya no puede pensar en otra cosa. Por eso, mi abuela solía decir: "Los tercos son como la ortiga elefante".

Es por eso que, no bien advertimos la presencia de una de esas personas amigas de decir cosas poco amables, tomamos por otra calle. Fingimos recordar en ese preciso instante algo que debía encaminarnos en la dirección opuesta, pero en el fondo la verdad es que no queríamos recibir pinchazos y escozores. 

Cuando me quejaba de algún condiscípulo que no me gustaba, mi abuela me decía: "Todavía tienes que aprender a crecer. Acércate a él. Siéntete cómodo a su lado, poco a poco; dale luego tu amistad y ayúdalo a desprenderse de las ortigas".

                                                                                       Pensamientos inspiradores de Eknath Easwaran

17 marzo 2013

YOGA. COMPROMISO Y EVOLUCIÓN

El yoga es una práctica milenaria que abarca diferentes aspectos (código de conductas, prácticas de fortalecimiento físico y de respiración, metodología de prácticas meditativas, desarrollo de conciencia individual y colectiva...) que requieren una implicación absoluta para su entendimiento y asimilación de 24 horas al día.

   Es un alto nivel de compromiso la parte más importante a tener en cuenta, a la hora de tomar el yoga como un modo de crecimiento y conocimiento. Si tomas el yoga como tu camino debes hacer de él parte de tu rutina diaria. 
   Yamas, Niyamas, Asanas y Pranayamas son la base estructural y los cimientos básicos para hacer de ti un ser completo, preparado para poder asimilar el resto de los peldaños que forman el yoga.
Generalmente, la parte por la que empezamos a formarnos es la práctica de asanas. Desde aquí y, de manera sutil, vamos introduciéndonos en los demás peldaños que forman el vasto complejo del yoga.

Cuándo practicar los asanas:
   Tradicionalmente, el amanecer y el atardecer se consideran los mejores momentos para la práctica diaria del yoga, puesto que la salida y la puesta del sol cargan la atmósfera con energía espiritual. Sin embargo, si no le es posible realizarla en esos momentos, hágalo cuando pueda.

   Debemos dejar de pasar al menos 2 horas y media a 3 horas después de una comida antes de comenzar la práctica. Es mejor beber antes y después de ésta para no deshidratarse, pero evite beber durante la misma, ya que interrumpirá su concentración y el flujo de una asana a otra.

   Importantísimo tu nivel de implicación. Haz un hueco en tu vida para la práctica regular. Es mejor hacer 20 minutos diarios que hacer una práctica intensa con muchos días sin práctica entre una y otra.



Cómo practicarlo
:

   Mantenga una dinámica de posturas con paradas en asanas durante unas cuantas respiraciones. Debe ser una experiencia respiratoria, una exploración para abrir, soltar y fortalecer el cuerpo y la mente.

   Practique siempre con conciencia, cuidado, atención y paciencia. Deje que su conciencia se extienda, no sólo a cómo se mueve y respira, sino también hacia como piensa y se mueve.


   Nunca empuje o fuerce su cuerpo para conseguir una postura. Fluya y déjese llevar por la gravedad. Acepte sólo los ajustes del profesor como ayuda externa en la práctica. 
Practique con ropa cómoda y sin zapatos.

   Familiarícese con las partes de su cuerpo (pies, nalgas, pubis, omóplatos, cuello...) y la colocación de los bandhas durante toda la práctica. Alinee correctamente cada postura antes de mantenerla para poder sacarle el máximo provecho.

   Respiración y asanas deben de ir de la mano. Es preferible sacrificar la postura a descuidar la respiración. Sin duda ésta es la base de una práctica saludable y bienhechora.


   Durante la práctica no descuide la elongación de la columna vertebral para crear espacio en cada asana. Otro detalle importante es la base. Si estamos de pie ábralos y mantenga una buena base para recibir la estabilidad necesaria, y absorber la energía que nos proporciona la tierra.


Como detalle final recuerde:
Disfrute de la práctica y no deje que se convierta en una imposición. Escuche su cuerpo, respételo y deje que le guíe. Su cuerpo es su mejor maestro, y el yoga es su santuario interior.



10 marzo 2013

TORSIONES. PROFILAXIS Y DESCONGESTIÓN

La práctica de asanas con torsión de cintura es básico y fundamental en cualquier clase de yoga que consideremos completa a nivel de salud.

Las torsiones implican el estiramiento de los músculos que unen las vértebras, es decir, los multífidos y los rotadores o musculatura paravertebral. 
También favorecen la hidratación y oxigenación de los discos intervertebrales mejorando la elasticidad de la columna.
Pero el beneficio más importante que nos aporta las torsiones se refiere a la catarsis de los órganos internos. Las posturas de torsión crean un efecto de "escurrido" en los órganos abdominales. Esto ayuda a "escurrir" el hígado y otros órganos, dirigiendo la sangre y el fluido linfático a las venas más grandes del sistema cardiovascular y eliminando toxinas.
Cuando volvemos a la posición normal los órganos de nuevo se cargan de sangre limpia y nueva, aportándoles salud y vitalidad.



Las posturas de torsión activan los músculos del tronco, estimulando la conducción sensitiva nerviosa desde la piel, las capas miofasciales y los mismos músculos. Esto ilumina los chakras y lleva sus energías sutiles hacia arriba, a través del sushumna nadi (canal central espinal).
Los músculos abdominales son el núcleo principal del movimiento en las posturas de torsión.
Los textos tradicionales dicen que los asanas de torsión aumentan el apetito, destruyen la mayoría de las enfermedades mortales y despiertan la energía kundalini.

Marichyasana D


PENSAMIENTOS INSPIRADORES 7-03

En lugar de decirle a tus amigos que estás entregando a la vida espiritual, cosa que alguna vez les hace alzar las cejas con gesto de sorpresa, debes decirles: "Estoy aprendiendo a amar". Es lo mismo.
Aprender a amar tal como nos lo dice san Agustín es la más exigente, difícil, deliciosa y atrevida de las disciplinas. No significa querer sólo a unos cuantos miembros de la propia familia, que a menudo equivale a levantar una suerte de anexo del ego. Tampoco quiere decir amar nada más que a quienes comparten los propios puntos de vista, leen los mismos diarios o practican los mismos deportes. Amar, y es el mismo Jesús quien lo expresa, significa bendecir a quienes nos maldicen, hacer el bien a quienes nos odian.


La mayoría de nosotros no empieza por bendecir a quienes nos maldicen. Eso ya es un curso de graduados. Empecemos por el primer grado: siendo amables con aquellos parientes que están enemistados con nosotros.
A su debido tiempo se avanza en los estudios, y estaremos en el colegio donde aprendemos a aproximarnos a quienes tratan de apartarse de nosotros. El curso universitario significa devolver bien por mal. Y, finalmente, estaremos en el curso para graduados: "Devuelve amor por odio". Entonces sí, aprenderemos a dar nuestro amor a todos: a las personas de otras razas, países y religiones, de diferentes puntos de vista y distintos estratos sociales, sin experimentar por ello la menor sensación de diferencia o distinción.

                                                             Pensamientos inspiradores de Eknath Easwaran