Yamas, Niyamas, Asanas y Pranayamas son la base estructural y los cimientos básicos para hacer de ti un ser completo, preparado para poder asimilar el resto de los peldaños que forman el yoga.
Generalmente, la parte por la que empezamos a formarnos es la práctica de asanas. Desde aquí y, de manera sutil, vamos introduciéndonos en los demás peldaños que forman el vasto complejo del yoga.
Cuándo practicar los asanas:
Tradicionalmente, el amanecer y el atardecer se consideran los mejores momentos para la práctica diaria del yoga, puesto que la salida y la puesta del sol cargan la atmósfera con energía espiritual. Sin embargo, si no le es posible realizarla en esos momentos, hágalo cuando pueda.
Debemos dejar de pasar al menos 2 horas y media a 3 horas después de una comida antes de comenzar la práctica. Es mejor beber antes y después de ésta para no deshidratarse, pero evite beber durante la misma, ya que interrumpirá su concentración y el flujo de una asana a otra.
Importantísimo tu nivel de implicación. Haz un hueco en tu vida para la práctica regular. Es mejor hacer 20 minutos diarios que hacer una práctica intensa con muchos días sin práctica entre una y otra.
Cómo practicarlo:
Mantenga una dinámica de posturas con paradas en asanas durante unas cuantas respiraciones. Debe ser una experiencia respiratoria, una exploración para abrir, soltar y fortalecer el cuerpo y la mente.
Practique siempre con conciencia, cuidado, atención y paciencia. Deje que su conciencia se extienda, no sólo a cómo se mueve y respira, sino también hacia como piensa y se mueve.
Nunca empuje o fuerce su cuerpo para conseguir una postura. Fluya y déjese llevar por la gravedad. Acepte sólo los ajustes del profesor como ayuda externa en la práctica. Practique con ropa cómoda y sin zapatos.
Familiarícese con las partes de su cuerpo (pies, nalgas, pubis, omóplatos, cuello...) y la colocación de los bandhas durante toda la práctica. Alinee correctamente cada postura antes de mantenerla para poder sacarle el máximo provecho.
Respiración y asanas deben de ir de la mano. Es preferible sacrificar la postura a descuidar la respiración. Sin duda ésta es la base de una práctica saludable y bienhechora.
Como detalle final recuerde:
Disfrute de la práctica y no deje que se convierta en una imposición. Escuche su cuerpo, respételo y deje que le guíe. Su cuerpo es su mejor maestro, y el yoga es su santuario interior.
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