Con respecto a la religión la India ha sido cuna de religiones como el hinduismo, sijismo, el budismo y el jainismo, con influencia notable no solo en la India, sino también en el resto del mundo, siendo el budismo una de las religiones más practicadas en la actualidad, con más de 500 millones de creyentes.
Las raíces de la civilización india se remontan en el tiempo hasta la prehistoria. Las primeras huellas de la actividad humana en el subcontinente indio datan de la Edad de Piedra (400000-200000 a.C.) Se han hallado utensilios de este largo período de tiempo en Rajastán, Gujarat, Bihar y en el extremo sur de la península de Indostán.
Estos pueblos paleolíticos fueron cazadores y recolectores seminómadas durante muchos milenios. Existían 5 razas principales cuando tuvo lugar el cambio a un estilo de vida agrícola, a mediados del milenio IX a.C.: la raza negrito, la protoaustraloide, la mediterránea, la mongoloide y el pueblo alpino.
Las primeras evidencias de asentamientos agrícolas en las planicies occidentales del Indo son coetáneas de establecimientos similares desarrollados en Egipto, Mesopotamia y Persia. Estos asentamientos crecieron gradualmente y sus habitantes comenzaron a utilizar el cobre y el bronce, domesticaron animales, fabricaron vasijas de barro y practicaron un comercio incipiente.
En 1920, cuando el arqueólogo británico sir John Mashall descubrió las ciudades neolíticas de Harappa y Mohenjodaro, salió a la luz la primera gran civilización india, que fue una cultura muy desarrollada, comparable a la Mesopotamia, aunque con un lenguaje que no ha podido ser descifrado.
En la actualidad se conocen más de 170 núcleos urbanos pertenecientes a esta civilización, que se extendía a lo largo de 1500 km en torno al río Indo y hasta los estados indios de Gujarat y Haryana. Los utensilios y el aspecto de las ciudades, que se desarrollaron algo después que las de Egipto y Mesopotamia, presentan una gran uniformidad, por lo que los asentamientos en su conjunto reciben el nombre de civilización de Harappa o civilización del valle del Indo.
La civilización neolítica se desarrolló a partir del milenio III a.C., en torno a los 5 afluentes del río Indo que dan nombre al Punjab (Estado dividido entre India y Pakistán desde 1947). Mohenjodaro y Harappa, los dos núcleos principales de esta civilización, pertenecen a Pakistán. Los sitios principales en India son Ropar en el Punjab, Lothal en Gujarat y Kalibangan en Rajastán.
Todas las ciudades estaban bien planificadas y construidas con ladrillos cocidos del mismo tamaño. Las calles estaban trazadas en ángulo recto y contaban con un elaborado sistema de alcantarillado cubierto. La artesanía contemplaba el uso de varios metales como cobre, bronce, plomo y estaño; algunos remanentes de los hornos dan testimonio de ello.
Está certificado el uso de animales domesticados, que incluyen camellos, cabras, búfalos de agua y aves. Los harappenses cultivaban trigo, cebada, guisantes y sésamo, y fueron probablemente los primeros en cosechar algodón y en hacer telas de su fibra. El comercio se considera una de las principales actividades de la civilización del Valle del Indo, pues cada mercader poseía su propio sello y se han descubierto en gran cantidad.
Las figuras de deidades grabadas en algunos sellos indican que los harappenses adoraban a dioses y diosas de formas masculinas y femeninas, en honor de las cuales practicaban algunos rituales y ceremonias. No ha pervivido ninguna escultura monumental, pero se ha descubierto un gran número de estatuillas humanas, como el busto de un hombre hecho de esteatita, que representa a un sacerdote, y una sorprendente bailarina de bronce. Han aparecido innumerables estatuas de terracota de la diosa madre, indicativas de que su culto era una constumbre generalizada.
Tras la invasión de los pueblos indoeuropeos de la península de Indostán se desarrollaron en India los períodos védico (1500-600 a.C.) y brahmánico (600-300 a.C.), de los que quedan numerosos testimonios literarios, pero muy pocos restos arqueológicos, por lo que durante mucho tiempo se consideró que estos períodos pertenecían al ámbito de la leyenda y que la cultura india más antigua era la que había surgido a raíz de los contactos de la península con Occidente, como consecuencia de las invasiones de la región de Gandhara por persas y griegos.
A partir de 1500 a.c. una serie de nuevos clanes seminómadas, provenientes de las estepas de Irán y con una lengua indoeuropea, se asentaron en los fértiles valles del Punjab y del Indo, antes de extenderse hacia la planicie del Ganges.
Estos nuevos habitantes de India aportaron una serie de nuevas creencias, una cosmogonía y un ritual que fueron absorbidos por los aborígenes, llamados por los invasores "adoradores del falo" y "negritos". El elemento Indoeuropeo, caracterizado por una cultura ganadera y guerrera que adoraba divinidades fundamentalmente masculinas personificadoras de fuerzas de la naturaleza, su fundió con el sustrato preario en muchos aspectos, como la tradición agrícola y sedentaria, el culto a fuerzas femeninas y la creencia en la reencarnación, para dar lugar a lo que se conoce como cultura védica, origen y base de toda la civilización india.
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