Esta postura es excelente para desarrollar unos abdominales fuertes y seguros. Exige mucho esfuerzo, por lo que nos ayuda a desarrollar la determinación, la fuerza, la resistencia y la audacia. Sé disciplinado/a, no renuncies, día a día comprobarás que estás más cerca de conseguirlo y los beneficios son muchos. Mantener unos abdominales fuertes evita problemas en la espalda, ya que podrás mantener una postura mejor alineada durante todo el día, y además:
Fortalece los músculos del abdomen, los flexores de las caderas y la columna.
Ayuda a reducir la grasa del abdomen.
Alivia la hinchazón abdominal y las ventosidades.
Estimula los riñones, la glándula tiroides, la próstata y los órganos intestinales (hígado, páncreas, vesícula y bazo).
Ayuda a aliviar el estrés.
Mejora la digestión.
No es conveniente ejecutar esta postura si padeces de asma, sufres problemas coronarios o hipotensión, tampoco cuando estás con la menstruación o sufres dolor de cabeza o insomnio.
Si tienes lesiones cervicales, siéntate de espaldas a un pared y apoya la cabeza al llevar la espalda hacia atrás.
PASO A PASO
- Siéntate en el suelo con las rodillas dobladas y las plantas de los pies en el suelo. Sujeta los muslos con las manos, por detrás, cerca de las rodillas.
- Extiende los costados. Lleva los hombros hacia atrás y junta los omoplatos en la espalda, eleva el pecho. Comprueba que todo el tronco está bien estirado.
- Inclínate ligeramente hacia atrás. Confirma que la espalda continúa bien estirada, los costados largos, no encorves la espalda, suele ser el error más común. 4.- Sientate sobre los ísquiones.
- Al exhalar levanta lo que puedas los pies del suelo, mantén los pies y las rodillas juntos. Activa los músculos de las piernas, siente que están fuertes y separa los dedos de los pies para favorecer la acción de los músculos de las piernas.
- Si puedes estira las piernas hacia arriba. Mantén la postura unos instantes, respira profundamente y observa cómo te sientes. Si te sientes seguro/s relaja los muslos y estira con determinación los brazos y las manos. Mantén los pies a la altura de la cabeza o un poco más arriba. Relaja los músculos faciales.
- Mantén el sacro fuerte, dirigiéndolo hacia arriba y dirige la parte superior del sacro hacia delante buscando el equilibrio.
- Los brazos permanecen estirados y paralelos al suelo. Continúa estirando los costados y abriendo el pecho.
Mantén la postura todo el tiempo que puedas, 5 respiraciones como mínimo.
Para deshacer la postura dobla las rodillas y apoya los pies en el suelo.
Para ayudar en la alineación y también como punto de partida de esta ásana, puedes practicar antes Dandasana (la postura del bastón) en la que aprendemos a colocar la espalda y las piernas completamente rectas o lo más alargadas posible dentro de nuestras posibilidades.
1 comentario:
Que fácil y bonito lo haces.
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