Cualquier contratiempo, discusión y problema puede adquirir una importancia y una perspectiva insignificante si la contemplamos a cincuenta, setenta o cien años de distancia. El aprendiz de sabio adapta bien su pupila mental y consigue ver simples granos de arena donde otros ven montañas.
Dice Blas Pascal que el tiempo tiene la propiedad de curar las penas y las injurias porque todos cambiamos y dejamos de ser la misma persona, y ni el ofensor ni el ofendido son el mismo. Pues es la pura verdad y ahora mismo estoy recordando que muchas personas que hace años me caían mal o me eran indiferentes ahora me parecen estupendas. A ellas les sucederá lo mismo conmigo sin duda. Por eso, con los años y procurando no echar en saco roto la sabiduría que nos depara la experiencia de cada día, llegamos a relativizarlo todo, a enfadarnos menos y a no poner el grito en el cielo para cualquier fruslería.
Yo termino de hacer una lista de diez problemas, adversidades y contratiempos de mi vida pasada, y he tratado de rememorar la preocupación y la angustia con que viví algunos de estos hechos, como dejar la enseñaza y la dirección de un centro educativo con treinta y ocho años y embarcarme en el incierto proyecto de montar mi propio despacho profesional, colaborar en los medios de comunicación, escribir libros y abrirme un camino en la peligrosa selva de esta vida. Por suerte, gracias a Dios todo me salió bien, y ahora cuando vuelvo la vista atrás me parecen injustificados los temores y las dudas que me embargaban cuando por aquellos años di un nuevo rumbo a mi vida.
Por eso resulta beneficioso contemplar a una distancia de veinte o treinta años cualquier problema grave, conflicto o adversidad con que nos enfrentamos en estos momentos. Por cierto, si yo he confeccionado mi propia lista de adversidades y contratiempos de mi vida pasada, el amable lector podría hacer lo mismo y comprobar que apenas concedemos importancia a aquellos temores, desasosiegos y desvelos, contemplados con la distancia de los años.
Eso que tanto te angustia y quita el sueño ahora mismo será para ti una verdadera bobada, algo insignificante dentro de poco tiempo. ¿Sabes lo que hace el aprendiz de sabio? Pues que todo lo que puede preocuparte o crearle su intranquilidad lo proyecta en el tiempo y acaba por verlo y considerarlo en su propia insignificancia.
Tranquilízate y disfruta de la vida, Haz lo que debes y después déjale al tiempo su tarea, porque como decía García Lorca, "esperando, el nudo se deshace y la fruta madura".
Aprendiz de Sabio. Bernabé Tierno
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