06 diciembre 2012

INDIA. CULTURA Y TRADICIÓN II

Se piensa que los hechos descritos en las dos grandes obras épicas de la literatura india, el Ramayana y el Mahabharata, ocurrieron en el (1000-800 a.C.). 
Se sabe que el territorio estuvo dividido en multitud de pequeños reinos gobernados por distintos clanes que a menudo se enfrentaron entre sí. En este mundo adquirieron mucha importancia, junto a los nobles guerreros, los rishi o sabios encargados de aprender y transmitir oralmente los textos religiosos. Éstos se escribieron en sánscrito y son fundamentalmente los Vedas, los cuatro grandes poemas filosóficos que constituyen el corazón del pensamiento hindú, y el Vedanta (interpretaciones que se hicieron de los Vedas).



Entre 600 y 300 a.C. se desarrolló una de las etapas más importantes de la historia de India. Durante esos años se configuró la estructura que caracteriza la sociedad india hasta nuestros días: el sistema de castas, que encumbró a la clase sacerdotal por encima de los restantes grupos humanos. Como resultado de lo anterior, la primitiva religión védica dio paso a una nueva visión del pensamiento religioso y a una práctica popular que tomó el nombre de brahmanismo. Esta nueva religión consideró los Vedas como la revelación divina y otorgó a los brahmanes la capacidad exclusiva de transmitir sus enseñanzas y realizar sacrificios.
Asimismo, durante ese período se produjeron las primeras críticas al sistema religioso, que desembocaron en varias escisiones y en el nacimiento del budismo y jainismo. Por último, en el período brahmánico se cuenta por primera vez con la existencia de datos y crónicas fidedignas, gracias a los cuales la historia de India deja de pertenecer exclusivamente al mundo de la leyenda. Esto se debe en gran parte a la llegada de persas y griegos a la zona noroccidental de la península, a las crónicas que éstos escribieron de sus campañas y al establecimiento de relaciones entre los recién llegados y los pobladores de India.
En el siglo VI a.C. se da una sorprendente coincidencia religiosa en todo el mundo asiático, afectado por la crisis espiritual que originó algunas de las formas de pensamiento más importantes del planeta: en China comenzó el taoísmo con Laozé y el confucionismo con Confucio, en Persia se produjo el nacimiento de Zarathustra o Zoroastro, creador del zoroastrismo, y en India se fundaron el budismo y el jainismo como réplica al brahmanismo. El budismo fue captando adeptos poco a poco hasta convertirse en el siglo III a.C. en la religión oficial de India.
En ese momento histórico, India coincidía con el llamado reino de Magadha y estaba constreñida a la llanura del Ganges y abarcaba los actuales estados de Uttar Pradesh, Bihar y Bengala. El territorio estaba dividido en distintas repúblicas aristocráticas, gobernadas por clanes de reyes, que a partir de entonces dejaron de tener un carácter mítico. Entre los reinos que florecieron por entonces destaca el de Kapilavastu (al sur del Nepal), gobernado por la familia en la que nació Buda: los Sakya. Otro reino importante se creó en Vaishali (Bihar), bajo el clan de los Licchavi. La dinastía Saishunga estableció su capital en Rajagriha; su quinto rey, Bimbisara, fundó un poderoso imperio que su hijo, el rey Ajatashatru amplió considerablemente tras unificar muchos territorios y fundar una nueva capital en Pataliputra (actual Patna). Ajatashatru se enfrentó al Imperio persa y frenó su avance cuando Gandhara se convirtió en la vigésima satrapía.


Alejandro Magno

En 327 a.C., Alejandro Magno conquistó la satrapía persa de Gandhara. El monarca macedonio, tras conquistar Taxila y enfrentarse al rey Poros del Punjab, se vio obligado a abandonar su campaña y a dejar la zona, que sufrió, sin embargo, un importante proceso de helenización, del cual surgió, a partir del siglo I a.C., la cultura greco-budista de Gandhara. Alejandro Magno tras derrotar a los griegos en 320 a.C., fundó el primer gran Imperio indio: el Imperio maurya.

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