23 agosto 2016

EL SENTIDO DEL YOGA

Nadie sabe con exactitud el momento del nacimiento del Yoga, ni cual fue el motivo de su creación, intencionado o casual.
Se establece una fecha de 5000 a 7000 años antes de Cristo, aunque algunos autores hablan de que el Yoga nació en el mismo instante en el que el hombre tomó consciencia propia de su lugar en el planeta. Quizá fue causa de una evolución natural, divina o herencia de una inteligencia anterior. Lo cierto es que ahí está y estamos siendo testigos de su herencia y su evolución.

Quizá la primera pregunta que podríamos hacernos es ¿Por qué nació?, o ¿cuál es el motivo de su práctica?

Tendríamos que remontarnos a un personaje que fue decisivo en la historia para entender el Yoga, Patanjali. 
En una época donde sólo unos pocos ascetas (sadhus) practicaban el antiguo arte del Yoga quizá aislados en tierras apartadas del bullicio y la civilización, el yoga estaba perdiendo toda su fuerza de tiempos anteriores. Sus enseñanzas sólo eran pasadas de gurú a alumno y mantenidas en estricto anonimato para el resto de los mortales.


Patanjali, cuya vivencia fecha sobre el  300 años a.C. fue un gran pensador hindú, gran apasionado por las culturas pasadas y por todas sus enseñanzas.
Así Patanjali dedicó parte de su vida al estudio del Yoga, quizá llevado en un principio de la mano de su abuelo que practicaba Yoga.
Pudo recopilar gran parte del conocimiento y prácticas antiguas del Yoga, y se podría decir que es el padre y fundador del Yoga que conocemos hoy.
Yoga es una palabra que significa unión. Los antiguos sadhus, eran grandes hombres espirituales, cuyas inquietudes eran las mismas que hoy día tenemos. 
Se hacían preguntas tales como, ¿qué sentido tiene la vida?, ¿qué vengo yo a hacer aquí?, ¿qué ocurre después de la muerte?, ¿cómo es el Universo?, ¿qué he de hacer para tener paz conmigo y con lo demás?, ¿cómo puedo mantenerme saludable?... y otras tantas a nivel físico, metafísico o espiritual.

El Yoga nace como un compendio de medidas, normas y prácticas que buscan el mejoramiento integral del individuo.
Así se compone de 8 piezas o peldaños (ashtanga), cuya práctica habitual enseña el camino de la pureza e integridad a la persona que lo practica.
Una gran parte de la enseñanza se basa meramente en principios morales y/o espirituales, y para llegar a ellos has de cambiar tu manera de pensar recordando frecuentemente esos principios. La meditación forma parte de ese trabajo, buscando a través de ella la calma y la paz mental en todo momento. Y en último extremo la unión con aquella fuerza superior, ente o Dios que nos dirige y que no alcanzamos comprender.

Otra parte importantísima del Yoga se refiere a la respiración. 
Partimos de la idea de que todo es energía (Prana), así que el aire es la energía más importante por excelencia para vivir. El aire está cargado de esa energía y el uso de ejercicios respiratorios mantenía a los yoguis jóvenes y alertas en todo momento.

La parte más conocida visualmente de lo que es el Yoga se refiere a las posturas físicas y/o movimientos dinámicos.
Si bien estas posturas (asanas) ejercen un papel importante a nivel de centros energéticos internos (chakras) y emocionalmente, sin duda su papel va más encaminado como sistema de ejercicio físico para fortalecer el cuerpo (músculos, tendones, ligamentos y huesos), mejorar el estado de la circulación y facilitar el vaciado de impurezas a través de los sistemas linfático, glandular y excretor. 

Así podemos decir que un trabajo intenso físico mejorará considerablemente tu salud física y tu respiración, pero no asegurará de ningún modo que sólo con esa práctica mejore tu carácter o el trato contigo mismo o con los demás.
Se puede ser un gran artista con tu cuerpo haciendo sofisticadas posturas y ser también un incompetente, un envidioso, un vanidoso o un avaricioso, haciendo a los demás una vida infeliz o a él mismo.

Con esto concluyo que para practicar Yoga tengas en cuenta las 8 piezas de las que se compone y tomes ese camino, tal y como describió Patanjali en sus Yoga sutras.

Haz tu práctica con consciencia de tu respiración, de tu postura, de tu ser. 
El yoga ha de ser llevado cada día durante 24 horas con amor y respeto hacia ti y hacia el mundo.

Quererse a sí mismo, respetar a los demás seres, amar la vida, aprender cada día, disciplinarte, disfrutar de lo esencial son puntos básicos para iniciarte en el verdadero camino del Yoga.

                                                                                                                                                                       Texto de José Gelices

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