Mi vida antes del yoga… no sé por dónde empezar! Si me centro en cómo era mi vida justo antes del yoga, puedo decir que bastante caótica, con una tendencia fuerte a la autodestrucción, la baja autoestima, la necesidad constante de reafirmación desde el exterior y la dependencia emocional. Mi salud, que desde que nací fue débil (nací ahogándome y fuí directo a una máquina de respiración asistida, y siempre he tenido problemas respiratorios, asma, etc…), no me preocupaba lo más mínimo y siento que, como muchos de los jóvenes de esta sociedad actual, era alguien frustrado, con una tendencia a la depresión y a la desilusión. Mi vida era una espera diaria al fin de semana, donde podía beber, emborracharme y desconectar, por unas horas, de esa incómoda sensación que me acompañaba día y noche, la de no sentirme bien ni conmigo ni con mi vida.
Sin embargo, siempre hubo en mi una tendencia a buscar “más allá”, un cierto interés por los modos de vida alternativos, algo no sorprendente si tenemos en cuenta mi desilusión con la realidad que vivía. De ahí que de vez en cuando, probara prácticas que tenían que ver con la espiritualidad, como el yan chin do. Pero mi carácter no tiene (o tenía) la constancia entre sus fuertes, por lo que pronto me cansaba y volvía a mi desidia habitual. En el año 2000, estaba estudiando interpretación en una escuela que me conquistó por su enfoque, que yo entendía como “actuar sin mentir, desde la verdad, desde la honestidad, dejando el ego a un lado para dar cabida al personaje”. El hecho de que eligiera este tipo de enfoque para afrontar la interpretación también me hace dar cuenta que siempre ha habido una tendencia en mí, una atracción o valoración hacia ciertas actitudes que tienen que ver con el yoga. Fue durante este periodo cuando sufrí un susto grande respecto a mi salud, una pericarditis que me provocó un dolor tan fuerte en el corazón que llegué a pensar, cuando me ingresaban de urgencias, que podía ser un infarto. Me asusté mucho. Cuando volví a la escuela, una de mis profesoras me recomendó practicar yoga, tanto por temas de salud como de expresión corporal, para ayudarme en mi entrenamiento actoral. Y fue así como comencé a practicar en el centro Sivananda.
¿Durante cuánto tiempo practicaste Sivananda? ¿Cómo te encontró el Ashtanga?
Estuve un año practicando Sivananda, casi nada realmente. Estaba ayudando en el centro, limpiando y haciendo todo tipo de tareas a cambio de las clases, ya que yo era un estudiante entonces y no tenía mucho dinero... Así que pasaba mucho tiempo con los profesores... y me encantaba. Fue un gran descubrimiento para mí, el yoga....
¿Puedes por favor hablar de tu viaje a India? ¿Cómo fue la experiencia, y cómo fue conocer a Sharath (O a Guruji)?
Mi primer viaje a Mysore fue unos meses después de empezar a practicar ashtanga. Se dice que al llegar por primera vez a la India, o la amas o te vuelves a casa de inmediato. A mi me pasó lo primero. Estaba tan fascinado por todo, desde los perros y las vacas y otros animales en las calles a las reacciones de la gente hacia mí, a los hábitos de los indios y su manera de vivir. Con la India, aunque por supuesto hay momentos en que no es fácil para nosotros por varias razones, fue amor a primera vista. Aún hoy en día, en cada viaje a India tengo momentos de amor y fascinación y momentos donde me resulta muy díficil estar allí y añoro mucho mi casa, mi ciudad. Creo que esto nos pasa a casi todos!
Fui allí por entusiasmo pero al mismo tiempo, tenía un poco de miedo, ya que tenía una lesión grave en la rodilla debido a un fuerte ajuste. Mi profesora de aquel entonces, insistió en que fuera a las clases de Sharath en lugar de ir al shala de Guruji en Lakshmipuram, así que eso fué lo que hice. Sharath enseñaba entonces donde Sharaswathi está enseñando ahora, pero en la planta baja, en la sala de estar; y éramos muy pocos, algunos días sólo cuatro o cinco, algunos días hasta ocho o diez. Recuerdo que estaba asustado de que Sharath viniera a ajustarme por primera vez en Marichyasana D porque es donde me lesioné. Pero desarmó mis expectativas por completo en ese ajuste. Fue tan suave, él podía sentir mi miedo y cuando salí del ajuste, pensé: "Guau, no ha hecho nada en absoluto", por lo que poco a poco comencé a relajarme con él, día a día. En un par de semanas se las arregló para atarme en esa postura sin ningún tipo de dolor. Yo estaba tan sorprendido; me di cuenta que trabajó conmigo de una manera completamente distinta a la que estaba acostumbrado hasta ese entonces. Trabajó con mi cuerpo pero también lo hizo con mi mente y mis emociones; ganó mi confianza por completo en él como maestro. Me gustó mucho su sencillez, la forma en que podía combinar ser muy estricto y serio en algunos momentos con tener sentido del humor y ser compasivo y empático. Volví a casa sabiendo que volvería de nuevo y que había encontrado a mi maestro. Pero fue en mi próxima visita cuando experimenté estar en la misma habitación con ambos, Guruji y Sharath, en el main shala.
¿Y cómo fue la experiencia con Guruji?
Conocí a Guruji ya practicando en el main shala en mi siguiente viaje y tuve la suerte de practicar con él y Sharath juntos por un par de viajes más.
Sobre Guruji, bueno, era un hombre muy imponente. Cuando lo conocí, él ya era un anciano en edad, pero su energía y fuerza no encajaban con ese concepto en absoluto. Desde el primer día que fui al main shala, estaba claro que era alumno de Sharath, él era el que llevaba mi práctica y me pareció totalmente correcto, así que no puedo considerarme realmente un alumno de Guruji, si se mira desde esa perspectiva. Pero sí pasé mucho tiempo en la misma habitación con él, recibí muchos de sus ajustes fuertes y sensibles (ambos), escuché sus conferencias y tengo un par de anécdotas con él que preferiría guardarlas para mí mismo, ya que son valiosos recuerdos para mí.
Pero sí recuerdo un momento especial que nunca olvidaré de él y que quiero compartir. Fue después que la práctica mysore. Había terminado y yo estaba en la sala de espera hablando con alguien cuando salió. Quedaban algunos alumnos y se detuvo en la puerta y empezó a hablar con nosotros. Esto es algo un poco personal y me siento un poco avergonzado de compartirlo pero recuerdo vívidamente que estaba sonriendo mientras hablaba con alguien y noté su mirada, su mirada era tan luminosa. Y su sonrisa era tan pura... fue ese momento en el que vi tanta pureza y bondad en su cara, me conmovió de tal manera que las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y huí del shala para que no me viera! Este es un muy bonito recuerdo que tengo de él.
Aunque no tenía una fuerte conexión con él ni una relación profunda, recuerdo cuando recibí la llamada de mi amiga Hojung para hacerme saber que acababa de fallecer. Yo estaba en la calle y me fui a mi apartamento, me senté en el sofá y empecé a llorar tan fuerte, no pude parar. Y al mismo tiempo, estaba un poco sorprendido, como si una parte de mí de repente pensara, "¿cómo es que esto te afecta tanto, no tenías una relación tan profunda con él, no hablaste casi con él... ". Y entonces me di cuenta: eran lágrimas de agradecimiento. Y aún hoy, incluso ahora mientras escribo esto, mis ojos se humedecen de sólo pensar cuánta gratitud siento hacia él, por su gran esfuerzo en compartir y difundir esta práctica, por el gran ejemplo que era para la mayoría de nosotros, por su perseverancia y su integridad y la forma en que fue un ejemplo vivo de ecuanimidad, compromiso y sacrificio. Y por cuánto cambiaron todos esos esfuerzos mi vida y la de tantos otros. Así de grande era como maestro, podía dejar una gran marca no sólo en las personas realmente cercanas a él, sino también con las personas que ni siquiera llegaron a conocerlo, como lo sigo viendo a lo largo de los años enseñando. Así Guruji, la persona, el ser humano, era alguien con quien compartí muchos meses de mi vida en el yoga shala y alguien a quien admiraba a la distancia; pero Guruji, el gran maestro de yoga es alguien muy, muy cercano a mi corazón y así lo será siempre.
Y muy afortunadamente, Sharath mantiene esa sala con el mismo tipo de compromiso, la misma perseverancia e integridad; cuando vuelvo cada año, siento que Guruji está ahí. Totalmente.
¿cómo nuestra práctica física de asana colabora en el control de las cesaciones mentales, ayudándonos a ir hacia "el yoga"?
Esta es una pregunta de examen! Sólo puedo dar mi propia comprensión de la misma, entonces mi respuesta sería que la única forma en que nuestra práctica física de asana puede ayudarnos es si está debidamente sustentada por los yamas y niyamas. Parte de lo que hacemos con nuestra práctica física tiene que ver con el control de la cesación de los vrittis por supuesto, pero la práctica física sólo dura una porción muy pequeña de nuestros días. Claro, si podemos hacer una práctica de asanas en la que podemos mantener un foco de buena calidad y hacernos fuertes en esa habilidad, eso también sería de ayuda. Y mientras tanto, estamos purificando nuestro cuerpo y nuestro sistema nervioso, que también nos ayuda a ir hacia el estado de yoga. Así que con esta práctica física, estamos preparando nuestro cuerpo y mente para ese viaje, ganando fuerza, estabilidad, salud, disciplina, confianza... pero durante el día, surgirán tantas situaciones donde ese foco, esa paz mental o esa conexión con nosotros mismos y los demás se vea comprometida. Entonces, ¿cuál es el punto de los yamas y niyamas? Para mí, sólo nos dicen cuál es la mejor manera de comportarse, dentro y fuera del mat, de manera que podamos minimizar la cantidad de interferencias en nuestras mentes.
Asana por sí sola, sin el apoyo de estos principios, no va a hacer mucho por ti a nivel espiritual, obviamente. A fin de alcanzar más y más paz mental, e ir a estados superiores de conciencia, tenemos que apoyar la práctica de asanas con los dos primeros pasos, lo cual no es nada fácil. En realidad, creo que la obsesión tan común con el asana que vivimos hoy día, el ansia de nuevas poses, mostrarse en las redes sociales, esta tendencia de convertir el ashtanga sólo en asanas, tiene que ver precisamente con el hecho de que, aun cuando la práctica de asanas es difícil, la práctica de los dos pasos anteriores es aún mucho más difícil!! Así que tendemos a sentirnos más cómodos en la superficie y nos fascinamos con los aspectos del yoga que son más asequibles, menos sutiles y menos difíciles... (y sí, algunas de las asanas son muy desafiantes...) Creo que este es uno de los "peligros" del ashtanga yoga, la idea de que todo lo que tienes que hacer es conseguir posturas y posturas, y una nueva serie y practicar asana tanto como puedas y eventualmente, la iluminación sucederá. Ciertamente, Pattabhi Jois dijo "practica, practica y todo vendrá"... pero él nunca dijo "práctica ASANA y todo vendrá".
Cómo animas a tus alumnos a no obsesionarse con las asanas y a cultivar su práctica de Yamas/Niyamas dentro y fuera de la sala?
Bueno, hay muchas oportunidades para abordar el tema en situaciones cotidianas, así que sólo trato de que tomen conciencia. Por ejemplo, cuando me doy cuenta de que un estudiante está ocupando demasiado espacio, utilizando espacio de otro, o cuando me doy cuenta de que alguien está empezando con el programa de "dame más asanas", me tomo un momento y les hablo acerca de santosha o asteya y de lo importante que son en este camino y que tienen la oportunidad de trabajar con ellos y descubrir si eso crea una diferencia para ellos en su estado de ánimo y en sus vidas.
Es una situación difícil porque siento que mucha gente de nuestra generación tuvo una gran decepción con la religión y los Yamas y Niyamas, si no se explican adecuadamente, pueden asemejarse de alguna manera a las religiones de las cuales algunos de nosotros nos alejamos. Así que tratamos de que tengan sentido, que hagan referencia al efecto que tienen sobre la mente y como una manera de ayudarnos a encontrar ese estado que queremos alcanzar, y no como una forma de evitar "ir al infierno", si entiendes lo que quiero decir.... Tienen que tener sentido para que los puedas trabajar, de lo contrario, sólo seguirás reglas como robots ... y creo que esta práctica se trata de lo contrario, dejar de ser robots y recuperar nuestra humanidad.
También tenemos un espacio los domingos donde, después de la práctica, los alumnos se animan a hacer preguntas, compartir sus preocupaciones o sus experiencias y usamos esos espacios para hablar de los otros aspectos del yoga. Hablamos de nuestra visión de los yamas y niyamas con ellos, y por lo general se crea una discusión, y los puntos de vista y opiniones de los alumnos hacen esas reuniones muy interesantes y ricas en muchos niveles. Pero, sobre todo, yo personalmente sólo trato de tener los Yamas y Niyamas presentes en mi vida diaria, y confío en que esto será vistos por mis alumnos, ya que no creo que haya una mejor manera de guiar a los demás que a través del ejemplo. Eso es lo que veo en mi maestro, veo tanto de los dos primeros pasos en lo que hace y cómo lo hace.... y me encanta escucharlo hablando de ellos en la conferencia, pero es aún más inspirador para mí verlo en acción,en la forma en que se comporta.
Así que al final es muy simple, sólo trato de enseñar como él me ha enseñado. Si funcionó para mí, ¿por qué debo cambiarlo?
Jose, algo mágico sucede cuando uno encuentra su maestro y mantiene una práctica consistente y dedicada con esta persona. Qué es lo que sucede, según tu opinión, entre el maestro y el alumno que permite que este crecimiento ocurra?
Es realmente algo mágico para mi y como cualquier tipo de magia, hay un gran componente de misterio, así que no es muy sencillo de poner en palabras.
La palabra devoción es la primera que viene a mi mente cuando leo tu pregunta. La devoción es tan importante para esta práctica y para la relación con tu maestro, o debería decir, tu Guru, porque para mi tienen diferentes connotaciones. Varios maestros pueden enseñarte cómo realizar posturas o asistirte o hablar sobre filosofía. Pero no todos pueden remover la ignorancia en sus alumnos a niveles profundos. Y de la misma manera hay una diferencia entre un alumno y un shishya. Por eso para mi en una relación entre un Guru y un shishya, tienen que haber ciertas cualidades que pueden no ser necesarias en otro tipo de relaciones y una de ellas es la Devoción. Y la devoción no es sencilla para nosotros los occidentales. A veces les pregunto a los alumnos a cerca de la devoción y algunos de ellos se ponen bastante incómodos o simplemente dicen que ellos no sienten devoción por nada. Pero creo que si sigues este camino, esto llegará, antes o después.
Para mi, la devoción tiene que ver con la plena confianza, plena dedicación. Y así es como me siento con respecto a Sharath, confío en él 100%, y creo que cuando te sientes así las cosas son mucho más fáciles. Cuando no hay dudas en el camino, cuando te sientes 100% confiado, te puedes relajar mucho más, puedes estar más abierto, y ese tipo de apertura creará el espacio necesario para que muchas cosas buenas sucedan. Creo que la devoción, la verdadera devoción, es algo que se desarrolla con tiempo, algo que crece. En este punto, después de algunos viajes a Mysore, atravesando varias experiencias, algunos momentos muy difíciles que pasé en este shala y teniendo a Sharath guiándome y ayudándome cada una de las veces, creo que puedo decir que no puedo confiar más en él de lo que lo hago. Pero así y todo, cada vez que vuelvo, siento esa confianza crecer aún más. Siento que estoy completamente dedicado a él y eso se ha desarrollado a lo largo de los años hasta ahora. Y sin esa devoción, hubiese sido imposible obtener todas las bendiciones que he obtenido de él.
La verdadera devoción no depende de las circunstancias, como cuántas posturas obtienes o si te autorizan cuando lo esperabas o si obtienes o no lo que esperabas de él. Y eso es muy común en Mysore lamentablemente, a muchos alumnos les encanta hablar acerca del amor que sienten por su Guru hasta que no obtienen lo que quieren de él… entonces, de una semana a otra, encuentran un nuevo “Guru” que los mantiene felices. Puedo jurar todas las veces que escucho a la gente en Mysore teniendo problemas con Sharath, quejándose de él o teniendo una crisis acerca de venir a Mysore… al final, todos esos problemas tienen un factor común: falta de fé. Cuando confiás en tu maestro 100%, simplemente lo haces, y simplemente confías en que habrá una buena razón para todo lo que sucede en esa relación maestro-alumno.
Por eso afortunadamente para mi, no siento la necesidad de ir con otro maestro cuando el mio no cubre mis expectativas, siempre confío y estoy seguro de que estoy en las mejores manos y lo que sea que él me enseñe, diez posturas o ninguna, que me grite porque estoy haciendo una postura mal o que me diga “muy bien” luego de un backbend, si siento que está siguiendo mi práctica de cerca o que me está ignorando, yo confío en él lo suficiente como para saber que eso es exactamente lo que necesito en ese momento. Porque algo es seguro, él sabe mucho más que yo. No hay duda sobre ello. Y lo que está haciendo en esa shala no es enseñar posturas. Él está haciendo mucho más que eso, en un nivel mucho más sutil. Está trabajando con nuestras mentes, con nuestros egos. Él enseña verdadero yoga. Una práctica transformadora. Y para que ello funcione, tienes que estar abierto y necesitas confiar. No hay mayor enemigo, en mi opinión, para este proceso mágico que el venir a Mysore con algún objetivo. Ese objetivo te distraerá del maravilloso trabajo que él está haciendo contigo, porque tu mente estará demasiado ocupada preocupándose por no estar logrando esos objetivos para este viaje. Y tendrás un maravilloso, virtuoso maestro frente tuyo cada mañana pero volverás a casa desilusionado porque no pudiste verlo!! Este es, lamentablemente, el caso más frecuente. Por eso yo me siento muy, muy afortunado de haber encontrado esta confianza, que él se haya ganado mi confianza por completo, que tenga esta fe en él. Esta fe me permite venir al shala cada mañana totalmente relajado en lo que se refiere a mi práctica y a su desarrollo. Sólo necesito hacer mi trabajo y luego puedo relajarme con respecto a todo lo demás porque sé que él está haciendo el suyo. Puedo soltar ese tipo de control sobre mi práctica y esa es una maravillosa sensación.
Muchas veces nosotros, alumnos de Sharath, hablamos acerca de ese algo especial que se siente en el shala, esa atmósfera especial, o energía que no se encuentra en otro lado. Yo creo que eso es la devoción. La que él siente por su Guru y la que muchos de nosotros sentimos hacia él. Es esa misma devoción la que me permite a mi y a muchos otros encontrar la manera, sin importar lo que suceda, de volver acá cada año para seguir beneficiándonos de esta relación tan especial y única, la del Guru-shishya. Y realmente es algo muy hermoso de sentir o cuando lo ves en otros. Una de las cosas que más me inspira es ver a Peter Sanson, venir a Mysore después de más de veinticinco años, habiendo sido alumno de Guruji por tanto tiempo, y verlo arrodillarse para tocar los pies de Sharath cada mañana al dejar el shala. Ese tipo de devoción me conmueve e inspira mucho más que una imagen de un “handstand” o pino perfecto sobre un acantilado. Ese es el tipo de yoga que quiero para mi y mis alumnos. Ese es el tipo de devoción que me ha permitido evolucionar como persona y lograr increíbles descubrimientos sobre mi mismo. Y creo que es la base del Parampara, creo que soy sólo un transmisor de esa energía que se transmitió de guru a guru, generación tras generación. Por eso cuando mis alumnos dicen “He ido a tantas clases de yoga, a distintas shalas de yoga pero nunca me sentí así en una sala de yoga antes, hay algo especial acá, hay una atmósfera especial”, sólo puedo sonreír porque puedo reconocerme en ese mismo sentimiento cuando voy a Mysore. Y luego, me doy cuenta que no tengo ningún mérito en esto, sólo tengo el gran honor y la gran responsabilidad de mantener esta transmisión que me fue dada por mi Guru, y por su Guru antes de él, y por su Guru antes y así y así.
Esto para mi es muy simple. Sólo tienes que encontrar un maestro, o Guru (depende de qué palabra te haga sentir más cómodo) y poner tu sadhana en sus manos, asegurarte que hagas tu parte del trabajo con plena dedicación y honestidad y confiar plenamente en que él se encargará de tu evolución, de tu práctica. Es realmente algo muy sencillo, si lo miras de esta manera. No sé cómo logramos convertir algo tan sencillo en algo tan complicado!
Jose, cuando el cuerpo es saludable y la práctica es fuerte, la dedicación y el compromiso fluyen. Qué consejo tienes para tus alumnos que están luchando con lesiones o con motivación baja?
Si me preguntaras las 5 mejores cosas que esta práctica me hado en la vida, una de ellas es aprender a lidiar con el dolor de una mejor y más saludable manera. Hay tanto para aprender de esta práctica si estás abierto y disponible… ver las reacciones, las tendencias, los patrones, hacerlos obvios para poder lentamente trabajar sobre ellos, permitiendo que la transformación suceda. El dolor es una gran parte de la práctica, como es una gran parte de la vida. Y en ambas, nos cuesta bastante relacionarnos con él. Pero la práctica puede cambiar eso.
Cuando el dolor está presente en nuestra vida (dentro y fuera del mat), nuestra tendencia natural es intentar evitarlo todo lo que sea posible.
El proceso es tan interesante y puede enseñarte tanto acerca de ti mismo! Diría que tras un período de negación, de no querer aceptar el dolor, tal vez enojándonos o frustrándonos o alguna que otra emoción más, lo aceptarás y comenzarás a trabajar con él y ahí la mitad del sufrimiento habrá terminado. Creo que el proceso es fascinante, ir cada día al “lugar de conflicto” e intentar entender cómo es ese dolor, qué estás haciendo para incrementarlo, qué podés hacer para curarlo, dónde estás poniendo mucha tensión, cómo puedes encarar la postura desde otro enfoque hasta que encuentres la clave, que tal vez tenga que ver con eliminar un poco de tensión, o con darnos cuenta que no estamos usando bandhas, o con activar ciertos músculos, o con mejorar nuestra respiración, o con no ir tan a fondo en la postura hasta que se vaya el dolor y luego volver a profundizar en ella lentamente. Este proceso traerá muchas lecciones valiosas, con razón Guruji solía decir “las lesiones son una bendición”. Realmente traen muy buenas lecciones si les damos su lugar.
Por eso para mi, cuando surge dolor algo importante para hacer es no dejar que nos tome por completo. Sí, puedo tener dolor en kapotasana, por ejemplo, pero no voy a dejar que ese dolor cubra mi práctica por completo y decir “mi práctica es una porquería, tengo tanto dolor”. Esa actitud sólo generará negatividad y resistencia. Obvio que sería más llevadero no tener dolor, pero está ahí y está ahí solo por cinco respiraciones al día, entonces no lo agrandemos más de lo que es. Siempre me recuerdo a mi mismo la importancia de mantener esta práctica por mucho tiempo, con compromiso y dedicación y con una actitud positiva para tener éxito, como dicen los yoga sutras. Sigamos disfrutando del resto de la práctica, no nos apeguemos al dolor e intentemos enfrentarlo, en cualquiera que sea la postura en la que surja, con determinación, coraje y también con sensibilidad y compasión. Intentemos mirarlo a la cara, para aprender qué tiene que decir acerca de mí y de la manera en la que practico y aprender de eso y aceptarlo como parte de mi práctica por ahora. Sé que no estaba ahí antes por eso es justo pensar que de la misma manera que vino, puede desaparecer. Tal vez no cuando yo quiera pero eventualmente. Aceptar el dolor en la práctica, darme cuenta que puede estar ahí pero no tiene por qué paralizarme, que todavía puedo hacer tantas otras cosas, que puedo aprender a atravesarlo y superarlo, eso es algo muy valioso para mi. Esas son el tipo de experiencias transformadoras de esta práctica que son realmente impagables. Lo que es realmente profundo, sutil - algo que no se puede mostrar en Instagram!!
Honestamente creo, y lo he experimentado, que aprender a lidiar con el dolor en la práctica hace más fácil poder lidiar con el dolor fuera de la misma. Dicen que el yoga es el fin del sufrimiento y yo entiendo esto como que el yoga no eliminará el dolor en tu vida sino que sólo te enseñará cómo aceptarlo. Por lo tanto, te encontrarás aceptando cualquier cosa que la vida te proponga en cualquier situación. Y eso significa que estarás en paz con todo y por lo tanto, no habrá sufrimiento. Por supuesto que todo esto es fácil de decir y difícil de poner en práctica, y el proceso es fascinante pero duro aunque verdaderamente vala la pena! Dicho esto, necesito aclarar que uno nunca debe practicar de manera poco cuidadosa y debemos encarar nuestra práctica de asana siempre intentando trabajar sin violencia y respetando nuestros límites. Pero seamos honestos, no es posible hacer esta práctica sin experimentar dolor en algún momento (o en varios a lo largo de toda nuestra práctica) como tampoco es posible experimentar la vida sin dolor. Cualquiera que diga lo contrario, miente. ¡Garantizado!
Con respecto a la falta de motivación, hay ciertas cosas que todos debemos atravesar de vez en cuando. Es natural no tener el mismo entusiasmo siempre y la práctica de asana puede llegar a ser muy demandante. No siempre tenemos ganas de hacerla y especialmente cuando surgen dificultades como dolor, las cosas empeoran. Durante estos periodos, me sirve de ayuda leer textos que reflejen mi estado y hablan sobre ello, como los yoga sutras o el Bhagavad Gita. Casi siempre ayudan a poner las cosas en perspectiva y te inspiran a enfrentar esos momentos. Tener una charla con alguien que tenga un proceso más largo que el tuyo, también puede ser de ayuda. Y realizar lo que yo llamo una limpieza de intenciones. Quiero decir, tomarse el tiempo para reflexionar en la forma en que estamos manejando nuestra práctica, qué es lo que realmente quieres de ella, chequear si estás en el camino correcto o no, qué es lo que está faltando, dónde te estás distrayendo, de cuáles aspectos importantes no estás cuidando. Los momentos de falta de motivación, de nuevo, pueden traer muy buenas cosas. Puede ser muy saludable revisar nuestra práctica, hacernos varias preguntas e identificar qué es lo que no está funcionando, qué puedo intentar cambiar para identificar y solucionar la cuestión. Lo importante para mi, en ambos casos (lesiones y falta de motivación) es, como decimos en España “tomar el toro por los cuernos” y usarlos de una manera sabia para ayudarnos a crecer y aprender de ellos y no como la excusa perfecta para huir de la práctica!
¿Algo que añadir para terminar?
Quiero decir que siento que a veces, nuestra ambición, nuestras ganas de destacar o de ser admirados, o simplemente nuestra falta de conciencia, atenta contra la integridad y la pureza de este sistema que nuestros maestros se han esforzado tanto en conseguir trasmitir para que nos llegue en su estado más puro. En estos tiempos parece que "todo vale"... y la comunidad ashtánguica también tiene sus grietas. No pretendo ni dar lecciones ni ser pesimista, pero esta práctica está en peligro. Se está abaratando, diluyendo, trivializando y frivolizando cada vez más, y siento que les debemos a nuestros maestros mantener y transmitir esta práctica para el bien de todos, y no para nuestra gloria personal. Y trasmitirla en su manera más pura e íntegra, como nos hemos comprometido a hacerlo. Por eso me gustaría llamar a la reflexión de nuestra comunidad porque creo que tenemos que tomar conciencia de todos los obstáculos que se alzan en el camino. Y siento que es importante ser claro y mirar a la cara los conflictos. Las formaciones de profesores están haciendo mucho daño, creando cientos de profesores al año sin la más mínima experiencia, como compruebo una y otra vez cuando algunos de ellos llegan a nuestra sala sin conocer siquiera la secuencia correctamente ni tener ninguna eficiencia en su práctica. Estos profesores trasmiten una práctica superficial y descafeinada a alumnos que a su vez, en algún momento, empezarán a enseñar a otros... Muchos de estos practicantes acaban sintiéndose decepcionados, culpando a sus profesores en el mejor de los casos, o a la práctica en el peor. Hay mucha ignorancia respecto a la transmisión de la práctica y muchos sacan un provecho enorme de esto. Creo que es muy importante informar a la gente, y sobre todo, creo que es muy importante no colaborar con estos programas, de ninguna manera ni dándoles ningún nombre encubierto. Y seamos francos, cualquiera que tenga Facebook sabe que muchos de los profesores autorizados caen en esto. A mi me frustra y me enfada, y como profesor perteneciente a este linaje, me siento traicionado por estas personas. Siento que están haciendo daño a un sistema muy valioso y siento que también están traicionando la confianza de su maestro y de sus compañeros.
También me gustaría llamar a la reflexión sobre el uso de las imágenes de asanas en las redes sociales y su efecto en la transmisión de la práctica. Sé que todo depende de la intención con que se hace, y reconozco que muchos profesores que usan redes sociales para promocionarse tienen grandes dotes, y no es mi intención criticarles ni atacarles. Muchos son excelentes profesores y tienen las mejores intenciones y fantásticos resultados, independientemente de que yo comparta sus métodos. Y no dudo de la buena intención de la mayoría de ellos. Pero sí creo que vale la pena intentar mirar con perspectiva y ver el efecto de tanta fotografía, de tanto instagram, de tanta exposición, Uno puede elegir hacer esto o no, es por supuesto una elección personal. Pero creo que todo esto está creando mucha confusión y, de nuevo, está colaborando a frivolizar y dejar la práctica en un nivel superficial. Cada vez se asocia más la práctica de ashtanga con tener una cuenta en Instagram, con tener muchos seguidores, con ser popular.... yo no entiendo esto. Y me resuenan una y otra vez las palabras de Guruji, "vuelve la atención hacia adentro"... Parece que por un lado estamos enseñando una práctica que tiene que ver con mirar hacia adentro, y a su vez, estamos animando a los alumnos o practicantes a convertirse en estrellas de las redes, y esto es peligroso. Poner tu valoración personal en la respuesta de desconocidos en una red social es delicado. Y hacerlo usando la práctica, todavía más, a mi entender. Creo que es importante saber que uno puede hacer esta práctica, y tener una práctica tan "avanzada" como se llegue a tener sin mostrarla a los demás. No es un requisito, y parece que para las nuevas generaciones, esto no está claro. A veces nos llegan correos de alumnos que quieren empezar a practicar en la escuela y nos adjuntan sus cuentas de IG como si realmente fuera parte de lo que necesitas, esterilla, esterilla de algodón e Instagram! No creo que esto sea bueno o malo de por sí, repito que creo que depende de cómo se use, pero veo efectos muy negativos y creo que reflexionar sobre el tema no está de más.
Me gustaría que todos, por supuesto yo incluido, pudiéramos estar lo suficientemente despiertos para poder ver e identificar nuestras propias incoherencias, nuestra falta de consistencia u honestidad, y evitar a toda costa que dañe la pureza de esta, nuestra práctica.
También quiero agradecer tu trabajo y tu esfuerzo, Lu y Lydia. Por el tiempo que hemos pasado elaborando nuestra "charla virtual" veo que este proyecto te lleva muchas horas de tu esfuerzo y tu dedicación, un esfuerzo desinteresado y noble por hacer llegar a la gente esta tradición y su forma de transmisión, y como decía, creo que es muy importante informar. Por eso te agradezco que me invitaras a hablar sobre mi experiencia, que al final es hablar sobre mi maestro, ya que todo lo que sé lo he aprendido de el. ¡Gracias por la oportunidad y por tu esfuerzo!
Extraído del blog:
http://www.ashtangaparampara.org/jose-carballal-spanish.html
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