Habitualmente el neófito del yoga no entiende la finalidad que tiene la práctica física de las asanas. Incluso maestros experimentados no tienen demasiado claro porqué trabajar el cuerpo con estiramientos profundos, equilibrios complicados o, en algunos casos, saltos contenidos, que lejos de buscar la paz mental aquietando la mente, parecen alterar por unos momentos tu calma y tu tranquilidad.
Es necesario recordar que el trabajo físico es un medio inestimable para cuidar el cuerpo (morada del alma) que debemos mantener en perfectas condiciones para evitar enfermedades y sentirse sano y fuerte.
Las asanas limpian los canales energéticos haciendo el camino fácil del prana hacia los órganos y demás tejidos. Desintoxican a todos y cada uno de los órganos internos del cuerpo humano, vaciando la sangre cargada de residuos que se encuentran en su interior y volviéndolos a llenar con sangre renovada, cobrando así más vitalidad y funcionalidad.
Músculos, tendones, ligamentos, articulaciones y huesos resultan absolutamente beneficiados por este "ejercicio físico" al que se ven sometidos diariamente.
El cuerpo tiene relación directa con la mente. No olvidemos "Mens sana in corpore sano". Un cuerpo enfermo puede crear una mente distorsionada con poca capacidad para la calma y la meditación. Sentirse sano crea un ambiente favorable para la práctica de la relajación o estados superiores de consciencia.
Mientras realizamos nuestras asanas nos sentimos plenos, mejoramos nuestras capacidades, sintiéndonos más felices por los resultados.
El cuerpo se va adaptando a este trabajo extra impuesto por nuestros deseos. Y vemos que mejora, se desarrolla, se fortalece.
Una práctica intensa con control, sin prisas, dejando hacer al tiempo, y con confianza plena transformarán no sólo nuestro cuerpo, sino también forjarán nuestro carácter (compasión, humildad..).
Recordemos que asana es el tercero de los 8 pasos descritos por Patanjali en sus yoga sutras.
Un verdadero yogui seguirá la senda descrita por Patanjali, y dará tanta importancia a los yama y niyama como a la meditación o a las asanas.
Por otra parte, es importante recordar que, durante nuestra sesión de posturas estamos trabajando nuestra voluntad, la no violencia, la honestidad, la limpieza interna, la disciplina, la entrega; la respiración, la consciencia plena en el ahora, la concentración y la meditación, todos ellos forman parte de los ocho pasos del yoga.
Sin duda debes tomarte las asanas como parte integrante de tu día a día, porque ese es el camino que te conduce hacia la quietud mental, la salud física y la integración espiritual a tu vida.
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