La obligación del alumno es la práctica constante. El profesor, por su parte, debe corregir y ajustar de forma continuada e incansable, para que la práctica sea provechosa, educativa y conlleve los beneficios fisiológicos, metabólicos y energéticos que van ligados a una sesión de asanas correcta.
Así guiaremos al alumno en la postura y todos sus detalles (alineación, peso, bases), respiración correcta (la parte más importante), la dirección de la mirada, la activación de los bandhas.
La función de los ajustes es fundamental, porque en muchas ocasiones el alumno no tiene consciencia desde su posición, si el asana está verdaderamente alineado.
Los ajustes también sirven para sobrepasar la barrera que nos impide progresar en la postura, y que de manera sutil de manos de un buen profesor consigues romper tus barreras físicas o psicológicas que impedían tu evolución.
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