23 noviembre 2013

AMISTAD

La amistad es una necesidad vital para el desarrollo del ser humano, de la cual sólo prescinden los esquizoides (porque han roto el vínculo afectivo con la humanidad), los desconfiados (porque piensan que el ser humano es malo por naturaleza) y los tímidos (porque queriendo estar con los demás, el miedo al rechazo o a parecer inadecuados se lo impide). Epicuro decía que lo importante no es sólo qué comes, sino con quien lo haces, mostrando hasta donde la amistad podía competir incluso con los placeres del cuerpo.


Y parece ser cierto: los estudios que se han llevado a cabo en distintos lugares del mundo coinciden en que la amistad es uno de los factores principales para alcanzar una vida feliz.
El pensamiento epicúreo sostiene que tener amigos es placentero porque obtenemos dos ventajas: seguridad y confianza. Con el amigo podemos contar si estamos mal, y viceversa. No se trata de un frío y simple intercambio de favores, sino de un pacto implícito de solidaridad, una reciprocidad amorosa. Cuando Epicuro habla de "intercambio", sugiere una utilización equilibrada, justa, fraternal, entrañable y rebosante de alegría, y no una forma solapada de explotación mutua. 

En sus palabras:
"No es un buen amigo ni el que busca la utilidad por encima de todo, ni aquel que nunca la relaciona con la amistad; pues uno comercia intercambiando favores y gratitud, y el otro destruye toda esperanza para el futuro".

Estoy de acuerdo con los griegos, quienes ponían la amistad por encima del amor apasionado. Porque a los amigos los une una decisión y no solamente un sentimiento de enamoramiento, que puede apagarse en cualquier instante. Eros no une a los amigos, lo hacen los puntos en común, la sintonía y hasta la indignación compartida. La amistad se construye a través de la razón y el esfuerzo, la vives y la piensas,es un acto de la voluntad y afinidad que controlas, aun después de  muchos años de relación.

Existe una anécdota que muestra el valor terapéutico que Epicuro le daba a la amistad. Estando en su lecho de muerte le escribió a un amigo: "Me siguen acompañando los dolores de la vegija y del vientre, que no disminuyen el rigor extremo de sus embates. Pero contra todos ellos se despliega el gozo del alma, fundado en el recuerdo de las conversaciones filosóficas que hemos tenido".

                                                                              EL CAMINO DE LOS SABIOS.  Walter Riso

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