Mataji (Madre como gustan llamarla quienes estuvieron a su lado) ,
conocida en las Américas como la Primera Dama del Yoga, nació en Rusia
el 12 de Mayo de 1899.
Su madre pertenecía a la nobleza rusa y su padre era de origen sueco.
Desde muy joven, Eugenie Peterson (nombre con el que fue bautizada), se
sintió atraída por la India, su cultura y su espiritualidad.
En 1920, en plena guerra civil, ella y su madre, salieron de Rusia para
establecerse en Alemania, donde Eugenie entró a formar parte de un
famoso teatro ruso. En calidad de estrella del mismo, visitó la mayoría
de las capitales europeas.
Su gran sueño de viajar a la India, pudo concretarse en 1927. Allí vivió
durante doce años; primero como simple turista, luego como esposa de un
diplomático extranjero y finalmente como estudiante de yoga. Indra
Devi, comenzó con sus estudios poco después de haber sido curada de una
dolencia cardíaca que, le había aquejado durante cuatro años, por medio
de métodos propios de esta milenaria disciplina.
Durante su estadía en la India, la entonces Señora Strakaty hizo muchas
cosas no convencionales para la época, como protagonizar una película
india o mantener estrecha amistad con Pandit Nehru y otros luchadores por la libertad de la India.
También conoció, entre otros, a Mahatma Gandhi, y al gran poeta Rabindranath Tagore; su forma de ser la llevó a relacionarse tanto con un Maharajá como con la gente humilde del pueblo.
Cuando su marido fue transferido a China y, estando ya en Shangai, Indra Devi siguiendo el deseo de su maestro Sri Krishnamacharya, y en febrero de 1939, abrió la primera escuela de yoga que existió en China.
A raíz de recitales que daba en el teatro, Indra Devi también adquirió
fama como intérprete de danzas de los templos hindúes que había
aprendido en Bombay.
Una vez concluída la Segunda Guerra Mundial, volvió a la India para
completar su perfeccionamiento de yoga en los montes Himalaya. Allí, en
el palacio de montaña del Maharajá de Theri, ella escribió su primer
libro: “Yoga, la técnica de llegar a tener salud y felicidad”,
con prólogo del Dr.G.V.Deshmukh, publicado en 1946. Muy pronto comenzó a
dar clases y conferencias, llegando a ser conocida como la primera
mujer occidental que enseñaba yoga en la India.
A fines del 46, fue llamada a Shangai para disponer de sus bienes debido
a que su esposo había regresado a Europa, donde falleció al poco
tiempo. Después de resolver dichos temas; Indra Devi, en lugar de
regresar a la India como había planeado, optó por viajar a California,
donde arribó en enero de 1947.
Pronto comenzó a dar clases y conferencias sobre yoga en Hollywood,
contando entre sus estudiantes a Ramón Navarro, Jennifer Jones, Greta
Garbo, Robert Ryan y Gloria Swanson, a quien dedicó su libro “Yoga for americans” (Editado aquí como “Yoga para todos”).
Otros dos libros, “Por siempre joven, por siempre sano”, y “Renueve su vida practicando yoga”
fueron también publicados por Prentice Hall en Nueva York. Todos
llegaron muy pronto a ser best sellers y se vendieron en 29 países
siendo traducidos a 10 idiomas diferentes.
En 1953 se casó con el Dr.Sigfrid Knauer, un distinguido médico y
humanista, quien cooperó con ella durante años mientras Mataji daba
clases, conferencias y frecuentaba programas de televisión y de radio en
Estados Unidos y México difundiendo el yoga.
Al obtener la ciudadanía americana, oficializó el nombre de Indra Devi;
más tarde viajó a la India donde sus libro traducidos al hindú llegaron a
tener una gran difusión.
Mataji apareció en los grandes titulares internacionales en 1960 al dar
una conferencia sobre el yoga y sus beneficios a los funcionarios del
Kremlin, en Moscú, convirtiéndose en la responsable del levantamiento de
la prohibición que pesaba sobre este verdadero “arte y ciencia de vida”.
Al año siguiente compró una hermosa propiedad en Tecate, México, cerca
de la frontera con California. Allí inauguró una sede de la Fundación
Indra Devi, donde implementó el programa de Entrenamiento de Profesores de Yoga.
En 1966 viajó nuevamente a la India y a Vietnam con el fin de conducir
meditaciones sobre la luz. Durante esta estadía en su patria espiritual,
conoció a Sathya Sai Baba, adorado por millones de personas en todo el
mundo como avatar de esta era.
Viviendo en Tecate, efectuó 24 viajes a la India. Hasta que, con su
esposo el doctor Knauer muy enfermo, decide en 1977 mudarse a una casa
cercana al Ashram de Sai Baba. Por aquel tiempo, el gobierno del
Salvador, la invitó a introducir el yoga en las escuelas del país. Es
importante destacar que es la primera vez que un gobierno comprende el
inmenso aporte que esta disciplina puede aportar a la formación
completa, total e integral de la juventud.
Mataji Indra Devi conoció la Argentina en 1982. Como se “enamoró” de
nuestro país, en 1985, poco después del fallecimiento de su marido, se
radica definitivamente en la Argentina. Haciendo centro en Buenos Aires,
comienza una amplia tarea de difusión del yoga clásico dando
conferencias y seminarios en distintas ciudades de la República, y en
otros países de América como Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, México,
sin dejar de lado sus viajes por Europa.
Fue invitada en noviembre de 1987, al Primer Congreso Latinoamericano de
Yoga realizado en Montevideo, Uruguay; donde se la nombró Presidenta
Honoraria de la Confederación Latinoamericana de Federaciones Nacionales
de Yoga.
En junio de 1988 creó, junto a Iana y David Lifar, sus discípulos más directos en nuestro país, la “Fundación Indra Devi, Yoga, Arte y Ciencia de Vida”; dedicada a la enseñanza y difusión del yoga.
Mataji Indra Devi asistió como invitada especial al Congreso de Zinal,
durante los años 88, 89 y 90 organizados por la Unión Europea de
Federaciones Nacionales de yoga; su concurrencia contó con el auspicio
del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República
Argentina.
En octubre de 1988 participó en el Congreso Mundial realizado en Uruguay
y organizado por la Confederación y Unión Latinoamericana de
Federaciones Nacionales de Yoga (C.U.L.F.N.Y). En julio de 1989 fue
nombrada Presidenta Honorífica del Congreso Mundial realizado en San
Pablo, Brasil, organizado por C.U.L.F.N.Y. En agosto dicta seminarios y
conferencias en Alemania (Franckfurt Nüemule y Munich); en septiembre
visita España para el lanzamiento en ese país de sus libros editados por
Javier Vergara.
Con motivo de cumplir en 1999 los 100 años, su maestro Sri Krishnamacharya
viajó a la India. En febrero, asistió al Congreso de Unity in Yoga
Murrieta Hots Springs en California, en abril visitó Mendoza (Argentina)
dictando cursos y charlas, siendo declarada Huésped de Honor, en mayo
viajó a Rusia visitando Riga y Moscú. Durante los restantes meses, viajó
por México, distintas ciudades de Estados Unidos de Norteamérica,
Paraguay,Brasil, Alemania y Bruselas, dando conferencias y clases
públicas.
Su intensa actividad, continuó en 1991, año en que realizó seminarios en
Los Ángeles, Santa Mónica y Curacao; en abril, se lanzó al mercado
editorial su libro “Sai Yoga”, considerado la sorpresa de la Feria del
Libro por encabezar la lista de los más vendidos.
Siguiendo con sus seminarios y conferencias por Argentina y el resto del
mundo. Vale la pena resaltar que en el mes de julio fue invitada por la
Universidad por la Paz, organismo dependiente de las Naciones Unidas a
brindar sus charlas por Costa Rica. En estas ocasiones, como en tantas
otras, era acompañada por el doctor Lifar, quien se fue convirtiendo,
poco a poco, en su mano derecha.
En 1992 siguió con sus cursos, conferencias y seminarios por Argentina y
el resto del mundo. Junto con Iana y David Lifar, viajó a Rusia en mayo
invitada por el Comité Olímpico de ese país para realizar distintas
actividades. En Junio, se presentó su Biografia,”Indra Devi, una Vida un
Siglo”, escrita por Natalia Apostolli, con singular éxito, obra que fue
editada por Javier Vergara. El día 17 de ese mismo mes, durante un
viaje que realizó a los Estados Unidos de Norteamérica, participó en un
programa especial organizado por las Naciones Unidas.
Durante 1993, siguió con la realización de cursos y charlas con gran
reperusión en Argentina, Uruguay, Estados Unidos de Norteamérica y
Alemania También volvió a su querida patria espiritual: la India.
No bajó su ritmo de vida en 1994; en enero condujo un seminario que se
realizó a bordo de un barco, que recorría el Golfo de Mexico. En febreo,
volvió a la India brindando charlas en los Ashrams de los Swamis
Premananda y Dayananda. En abril participó de numerosos programas de
televisión, radio y realizó reportajes en medios de prensa. El 20 de
mayo, partió para Rusia invitada por el Embajador Argentino en dicho
país, el doctor. Juan Carlos O’Lima, para dar charlas y conferencias.
Recibió una Mención Especial para la Acción Comunitaria otorgado por el
Rotary Club del Distrito 4890 de la ciudad de Buenos Aires. Más tarde,
volvió a brindar charlas y conferencias en América del Norte. Como
Embajadora del Yoga en el Mundo, también recibió ese año, el Obelisco de
Oro en el Centro Cultural San Martín.
Su dilatada tarea siguió en 1995, con inagotable energía y profundo
amor, transmitiendo el yoga, como único método para el desarrollo
integral y armónico que le permite al ser humano tener una vida sana y
feliz, sin enfermedades, tensiones, estrés ni miedo tanto a la vida como
a la muerte. En el mes de enero, participó del Congreso de Yoga para la
Paz en Medio Oriente, realizado en Jerusalén. Poco después publicó
“Respirar bien para vivir mejor” y los fascículos “Yoga y Salud”,
reunidos más adelante en tres volúmenes. “Palabras del corazón” fue otro
título aparecido en 1996.Ese mismo año comenzó a dictar clases, junto al Dr. David Lifar, en la cárcel de hombres (Unidad Nº 2 de Devoto) y en la de mujeres (Unidad
Nº 3 de Ezeiza). A raíz del creciente cariño de la gente, fue incluída
en la foto de la revista Gente con los personajes del año 95 y el
suplemento Clarín Mujer la eligió como una de las mujeres más
importantes de 1998.
También, por aquellos años, la Fundación Indra Devi, organizó y llevó a
cabo las Convenciones Nacionales de Yoga, en las que participaban
instructores y alumnos del todo el país, en las cuales ella daba charlas
y guiaba meditaciones grupales.
El 8 de marzo de 1999, Día Internacional de la Mujer, en el Salón de los
Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, se le rindió un homenaje por
ser ella un verdadero ejemplo de vida. En abril apareció el libro de
David Lifar, discípulo directo y actual Director de la Fundación que
lleva su nombre:”Enseñanzas de Indra Devi”. El 12 de mayo de ese año, se
festejaron sus juveniles cien años en el mini-estadio del Club
Ferrocarril Oeste, donde más de 3500 personas se hicieron presentes.
Durante el año 2000 aparecieron “Sai Baba y Yo” y “Una Mujer de Tres Siglos”, publicados ambos por Editorial Sudamericana.
A partir del año 2001 fue reduciendo su actividad pública, limtándola a
reunirse alumnos y público en general, sólo en pequeños grupos. Siguió
así con su tarea, casi hasta a los 103 años. Mataji Indra Devi abandonó
su cuerpo físico el 25 de abril de 2002 a las 2:15 de la mañana. Su
respiración se fue apagando muy suavemente, cerró sus chispeantes ojos
celestes grisados que tanto ayudaron a iluminar la vida de cuanta
persona se acercó a ella sin distinción de condición social, política o
religiosa. Lo que pregonó con su pensamiento y palabra lo practicó con
creces a lo largo de su vida, sin buscar generar dependencia sino, muy
por el contrario, tratando de despertar las fuerzas que yacen latentes
en cada uno de nosotros. Ella, buscando preparanos para ese momento,
durante años nos habló de lo hermoso de la vida, pero también nos
repetía alegremente, casi como una niña, lo lindo que de dejar este
plano… Nos decía: “En ese momento, me reuniré con mis seres queridos,
será el fin de los límites que me impone esta envoltura, podré estar
donde y con quien quiero” Y, nosotros la escuchábamos atónitos, la
gente se asombraba, pero nuestra querida maestra nos continuaba
explicando: “Es como sacarse un guante, uno se siente totalmente libre…”
También, nos pidió que, por favor, no nos olvidáramos de tres
cosas fundamentales en ese momento TRANSCENDENTES. La primera, que la
veláramos durante tres días porque, de acuerdo a sus palabras, ese es el
tiempo que necesita el alma para desprenderse totalmente del cuerpo. Lo
segundo, que su cuerpo fuera cremado, ya que lo queda es una cáscara
sin vida, un traje gastado, algo que ya no sirve para nada. Y por
último, que no la llorásemos, ni que no estuviéramos tristes, sino que
la recordáramos con alegría, porque esa era la manera ella iba a poder
despegarse sin sufrir ya que, cuando las personas cercanas
lloran, gritan, sufren y niegan la nueva realidad, le impiden al que
tiene que zarpar, que logre su liberación total. “No lloren por mí,
tan sólo observen como el gusano se libera de su cuerpo tosco y pesado
para convertirse en una ágil y sutil mariposa, así estaré yo
observándolos libre y con gracia”.
Y cuando alguien nos pregunta sobre la mejor manera de resumir el
mensaje que Mataji nos dejó, le contestamos que podemos sintetizarlo en
esta breve frase: ES FUNDAMENTAL APRENDER A DISFRUTAR.EL AQUÍ Y EL
AHORA, NO PREOCUPÁNDONOS POR LO QUE YA PASÓ, NI POR LO QUE PUEDE LLEGAR A
SUCEDER, SINO SUMERGIRNOS Y REGOCIJARNOS VIVIENDO PLENAMENTE EL ETERNO
PRESENTE.
Fuente: Fundación Indra Devi.